United States or Wallis and Futuna ? Vote for the TOP Country of the Week !


Palabras y sonrisas conducían rectamente al matrimonio; sólo era posible el trato con las jóvenes para hablar de la formación de una nueva familia. Y esta juventud ruidosa, alegre, exuberante en jugos, sufría un suplicio tantalesco al hablar de las muchachas más hermosas de la ciudad.

La experiencia dio tan buenos resultados, que el pobre hombre, fuese dichoso, fuese desgraciado, había de dejar la vida en ella. Un suplicio prolongado lo mataba lentamente; la gracia que pedía lo hubiera matado de repente. Después de un verano de sufrimientos cotidianos, sus facultades intelectuales habían descendido sensiblemente.

Aquel público, que se sabía de memoria la ópera, estaba en el secreto. No se presentaría ningún guapo. Después, con acompañamiento de tétrica música, avanzaron las damas veladas para llevarse la condesa al suplicio. Todo era broma; Elsa estaba segura.

Al decirla, por el solo hecho de decirla, mataría su alma inmortal... ¿Y qué mayor suplicio que el suplicio del No-Ser? ¡El suplicio del No-Ser! Esto me sugirió una idea estrambótica, que inmediatamente comuniqué a Nanela. ¡Esposa mía! le dije. ¿No podría ser Tucker el Fantasma del Remordimiento?

D. Diego y D. Paco estaban sentados en el corredor, el uno frente al otro, mirándose como dos esfinges de la tristeza, y en las manos del último los verdes cardenales indicaban el suplicio de que había sido víctima. El infeliz anciano a ratos hendía los aires con la ráfaga de sus fuertes suspiros, que habrían hecho navegar de largo a un navío de línea.

Los entusiastas dábanle consejos a gritos. ¡Despáchalo pronto! Es un buey que no merece nada. El torero tendió su muleta ante la bestia, y ésta arremetió, pero con paso tardo, escarmentada por el tormento, con una intención manifiesta de aplastar, de herir, como si el martirio hubiese despertado su fiereza. Aquel hombre era el primero que se colocaba ante sus cuernos después del suplicio.

Perdí un hijo, y sólo puedo acordarme de él con remordimiento; me inventé otro, y me lo has quitado. Luego, como si se quejase contra algo superior que había regido sus destinos, añadió: ¡Qué suplicio!

En El marqués de Bastos, la invención es algo caprichosa y extraña: un soldado y servidor del Marqués, que comete todo linaje de excesos y es el verdadero protagonista de la comedia, sufre el último suplicio á causa de sus crímenes; pero recibe el don maravilloso de servir á su señor en el combate, aun después de su muerte, en premio de la constante fidelidad que siempre le ha mostrado, y que ha sido su única virtud.

Me parecía estar viendo a Juanillo Jacobo rodando por un precipicio negro, mientras la pobre Sola, atada por los cabellos a la cola de un brioso caballo.... No lo quiero contar porque me parece que lo veo otra vez.... ¡Cuándo volveré a vuestro lado, queridos de mi corazón, para que con el placer de veros se acabe el suplicio de soñaros!

A continuación de los disparos había sentido un choque en el pie derecho, un choque violentísimo, mucho más doloroso que un pisotón, y que agitó con estremecimientos de suplicio toda la sensibilidad de esta parte de su cuerpo. Estaba herido, y su inquietud fue en aumento al mirarse el pie y no ver en él señal alguna de perforación ni goteo de sangre.