United States or Sri Lanka ? Vote for the TOP Country of the Week !


Contábase en el número de estos últimos, uno que, para desgracia de Jacques, se creía éste en el deber de tolerar; llamábase el tal Gustavo Calvat, era hermano de la primera mujer de Fabrice y, por consecuencia, tío de Marcelita; sus relaciones con el pintor remontaban a la época, ya lejana, en que los dos fueron discípulos de idéntico maestro en el mismo taller.

Madó Antonia acabó por serenarse, bebiendo los restos del café preparado para el señor. Ya no tenía miedo, pero sentía honda tristeza por la suerte de don Jaime, como si le viese en peligro de muerte. ¡Acabar de este modo la casa de los Febrer! ¿Y Dios podía tolerar tales cosas?... Cierto desprecio por el señor vino a sobreponerse momentáneamente al antiguo cariño.

Años después, fueron saliendo con igual destino los otros nietos del estanciero, que éste consideraba antipáticos é inoportunos, «con pelos de zanahoria y ojos de tiburón». El viejo se veía ahora solo. Le habían arrebatado su segundo «peoncito». La severa Chicha no podía tolerar que su hija se criase como un muchacho, cabalgando á todas horas y repitiendo las palabras gruesas del abuelo.

Pero lo que no has de tolerar de ninguna manera, que algunos otros, también de esa misma alta esfera, menosprecien ser tenidos por poetas, cuando este talento es y será siempre su mejor prenda. Así habló Lope de Rueda, cuando un poeta español de mucho mérito, llamado Villayzán, se acercó al sacrosanto trono del Dios con algunos escritos suyos, y le dijo así: «¡Oh príncipe de Delos!

Presentación, ¿es a ti? Asunción, ¿es a ti? Inés, ¿es a ti? Responded al momento. ¡Señor misericordioso! ¡Si alguna de mis hijas, si alguien nacido de mis entrañas ha dado motivo para que un hombre le dirija estas palabras, prefiero que muera ahora mismo, y yo detrás, antes que tolerar tal deshonra!

No ha existido, ni existe, ni existirá, monja que pueda tolerar tal cosa. Lo más, lo más que sucede es lo siguiente: Se pone malo un confesor, y en un día de confesión se encuentra huérfana una monja. Entonces otra, por gran favor, por una gracia especial, especialísima, cede su confesor á la monja huérfana. Y la rivalidad llega hasta á los regalos que las buenas madres hacen á sus confesores.

Bastante hago con tolerar en nuestra casa estas cosas. ¡Ay!, ¡si supieras cómo me duelen las miradas de la gente...! En realidad, había sido menor de lo que él esperaba el escándalo producido en las Claverías por la vuelta de Sagrario. Estaba tan afeada por la enfermedad y las penalidades, se notaba en ella tal fatiga, que ninguna mujer sintió animosidad contra ella.

La contradicción aparente, que en esto se observa, se explica recordando las profundas raíces que había echado el catolicismo, y la veneración que le profesaba el pueblo, que nunca confundía la sátira dirigida contra sus sacerdotes, ó las burlas ligeras, á que pudiera dar margen, con serios ataques á su esencia; porque cuanto más fuertemente arraigada está la religión, es menos peligroso tolerar las bromas contra ella.

Sus conmisioneros hablan de él con singular estima, y no le ponen otra falta que de muy intrépido en los peligros y riesgos, cuando había de llevar la ley divina entre los bárbaros é infieles; y he oído á un Superior suyo que no acababa de maravillarse cómo siendo de complexión delicada, y enfermizo, podía tolerar tantas fatigas y tener tanto aliento y vigor cuando emprendía algún negocio del servicio de Dios, á que se añade que trabajaba en un clima muy destemplado, poco sano á los naturales y mucho menos á los forasteros.

Cómo se ha de tolerar el que esté uno sosteniendo disparates, ó á lo mas una cosa de pura opinion, y no se le cayga de la boca: Todos los Autores lo dicen? como si hubiese quien los haya visto todos: como si pudiesen juntarse todos en cosas opinables.