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Había levantado su rebenque sobre un peón recién entrado en la estancia, y éste le acometió cuchillo en mano. Madariaga se defendía á latigazos, convencido de que iba á recibir de un momento á otro la cuchillada mortal, cuando llegó el francés y sacando su revólver dominó y desarmó al adversario. ¡Gracias, gabacho! dijo el estanciero, emocionado . Eres todo un hombre y debo recompensarte.

Luego continuaba leyendo la historia de una dinastía de toros, todos con nombre propio y un número romano á continuación, lo mismo que los reyes; animales adquiridos en las grandes ferias de Inglaterra por el testarudo estanciero. Nunca había estado allá, pero empleaba el cable para batirse á libras esterlinas con los propietarios británicos deseosos de conservar á su patria tales portentos.

Su caballo pareció reconocerlo al quedar él sobre la silla, y apenas le hubo picado con sus espuelas, salió á todo galope en la misma dirección seguida por Rojas. Llevaba varios minutos el estanciero de perseguir á Manos Duras y no perdía la esperanza de alcanzarlo. Era difícil poder galopar de un modo continuo en aquellas pendientes arenosas.

Se llamará Julio, y quiero que se parezca á mi pobre finadaDesde la muerte de su esposa, que ya no la llamaba «la china», sintió algo semejante á un amor póstumo por aquella pobre mujer que tanto le había aguantado durante su existencia, siempre tímida y silenciosa. «Mi pobre finada» surgía á cada instante en las conversaciones del estanciero, con la obsesión de un remordimiento.

Lo había introducido igualmente en su casa, pero únicamente para que diese lecciones de piano á la hija menor. «La romántica» ya no se colocaba al atardecer en la puerta contemplando el sol poniente. Karl, una vez terminado su trabajo en la Administración, venía á la casa del estanciero, sentándose al lado de Elena, que tecleaba con una tenacidad digna de mejor suerte.

Elena se presentó en la estancia para ver el cadáver de su madre, y Desnoyers, que llevaba más de un año sosteniendo á los fugitivos á espaldas del suegro, aprovechó la ocasión para vencer el enojo de éste. La perdono dijo el estanciero después de una larga resistencia . Lo hago por la pobre finada y por ti. Que se quede en la estancia y que venga con ella el gringo sinvergüenza. Nada de trato.

Pero ¿qué podía importarle á él que los padrinos fuesen unos ó fuesen otros? Pirovani sólo cuenta conmigo siguió diciendo Moreno , y yo vengo á buscarle, don Carlos, para que me saque del apuro como hombre de armas, y sea también padrino del italiano. Protestó el estanciero con vehemencia.

Con femenina impertinencia, Coca le repuso: Los jóvenes de buen gusto no me han de querer a , pobre y rústica campesina... Después de comer, Coca ofreció bombones al estanciero, en su rica caja de porcelana de Saxe, resto de los antiguos lujos de la casa. ¡Hermosa bombonera! observó Vázquez, admirándola.

Los peoncitos iban colocando en los postes del alambrado cráneos de vaca con los cuernos retorcidos, adorno rústico que evocaba la imagen de un desfile de liras helénicas. Por suerte, queda la tierra añadía el estanciero. Galopaba por sus campos inmensos, que empezaban á verdear bajo las nuevas lluvias.

El estanciero Rojas hablaba vehementemente al comisario del pueblo, que le respondía con gestos de extrañeza. Atraído por el saludo de los dos, Robledo se aproximó.