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Dime, Gustavo, ¿por qué saludas tan respetuosamente a esos chiquillos? Te lo explicaré en pocas palabras repuso Núñez tranquilamente . El primero que ha cruzado por aquí hace un rato es secretario tercero de la sección de Ciencias morales y políticas y ha presentado una Memoria acerca de la Cuestión social, que se discutirá el año próximo.

" Manuel Rodríguez y Sigler. " Juan Cordabo y Escalona. " José M. Bernabeu y Casanova. " Domingo del Monte y Martínez. " José M. Herrera y Roig. " Gustavo González y Rauville. " Ricardo Antón y García. 1er. Teniente Largio Cordero y Calvo. . Teniente. Francisco Iznaga y Alejo. " Virgilio G. Villate y González. " Bolívar Vila y Blanco. " Alfredo Roig y Elcid. " Héctor Monteagudo y Fortún.

Yo me refería a Gustavo Núñez y a mi cuñada Elena replicó Tristán friamente. Elena se mostraba reacia aquel verano para ir al Escorial. Reynoso ya no podía más. Su amor y su prudencia le retenían de tomar la iniciativa, pero empezaba a mostrar en su semblante la impaciencia que le dominaba.

Así que se presentaba este síntoma de aburrimiento, la enfermedad se declaraba en él con tal violencia que no se pasaron tres minutos sin que se alzase bruscamente de la mecedora y les dijese adiós. Cuando Gustavo montaba sobre uno de estos asnos no se hartaba nunca de hacerle correr.

Felizmente para Barragán, no tanto para Elena, se presentó allí Gustavo Núñez que la había seguido los pasos. Recobró aquélla la calma y disimulando la causa de su turbación para no herir al amigo de su marido, contó que había visto un bicho negro y largo, así como una serpiente. Barragán y Núñez se pusieron a buscar, pero, es natural, no dieron con él.

Gustavo Doré había dibujado según decían muchos isleños en estos olivares sus más fantásticas concepciones, y el recuerdo de dicho artista trajo a la memoria de Jaime el de otros más célebres que pasaron también por el mismo camino y vivieron y sufrieron en Valldemosa.

Contábase en el número de estos últimos, uno que, para desgracia de Jacques, se creía éste en el deber de tolerar; llamábase el tal Gustavo Calvat, era hermano de la primera mujer de Fabrice y, por consecuencia, tío de Marcelita; sus relaciones con el pintor remontaban a la época, ya lejana, en que los dos fueron discípulos de idéntico maestro en el mismo taller.

Rubia también y separada de su marido. Es una observación que vengo haciendo desde largo tiempo dijo Gustavo Núñez echándose atrás en la silla y limpiándose la boca para beber . Todas las señoras que no están de acuerdo con sus maridos se pintan el pelo de rubio.

Un criado arreglaba su habitación, limpiaba su ropa y le ayudaba a vestirse. Muchas veces se vestía en el mismo Club, haciéndose traer el frac y la camisa. La de Peñarrubia utilizaba al muchacho para sus recados y aun para servir la mesa cuando tenía invitados. No; ahí no, Elena... Siéntate aquí. Y después que la tuvo acomodada la condesa sentó a su lado a Gustavo Núñez.

Poco después entró Gustavo Núñez con otros amigos, pero los dejó unos instantes y vino a sentarse a su mesa. Bajo la impresión del cambio brusco de ideas, cuando se habían cruzado algunas palabras indiferentes, Tristán desahogó con el pintor aquel nuevo desprecio que sentía. Pocas cosas en este mundo le quedaban ya por despreciar. Núñez hacía tiempo que las despreciaba todas.