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Comenzaron por besarse según costumbre, después de lo cual, anticipándose Beatriz a la vizcondesa, le habló en estas palabras: ¡Es singular! Cuando anoche recibí tu billete iba yo a escribirte rogándote que vinieras hoy a verme... tengo que pedirte un favor... ¿Un favor? repitió la señora de Aymaret sentándose a su lado.

De allí te sacamos para que vinieras a comer, y viniste pálido y lloroso. ¡ dirás! Por unos cacharros cualesquiera.... Eran de China, y muy bonitos; pero qué importaba. ¡Todavía se acuerda de ellos tu tía! ¿Por que te sonrojas? ¡Vaya, hijo! ¿Todavía tienes miedo de que te castigue tu madrina? Efectivamente, el recuerdo de aquella diablura me sacaba al rostro los colores.

» No olvides que sólo la separa de ti un simple tabique y que tan pronto como oiga el más leve rumor entrará creyendo que no te sientes bien y me encontrará contigo. » Así ocurriría, no lo dudo, si vinieras aquí. » ¡Cómo! ¿Pues adonde he de ir? » Al jardín. Yo bajaría a reunirme contigo a la hora en que conviniéramos. » ¿Qué dices? ¡Al jardín!

En su casa no encontró novedad; digo, : encontró una, que bien pudiera llamarse maravilloso suceso, obra del subterráneo genio Samdai. A poco de entrar, díjole Doña Paca con alborozo: «Pero, mujer, ¿no sabes...? Deseaba yo que vinieras para contártelo... ¿Qué, señora? Que ha estado aquí D. Romualdo. ¡D. Romualdo!... Me parece que usted sueña.

Yo soy un pazguato y he necesitado que vinieras a decírmelo, como si fuese una señorita boba. En resumen: Feli, ¡rica! yo te quiero... ¿Y ? La muchacha no contestó con palabras. Bajó los ojos, y su cabeza fue inclinándose dulcemente en señal de asentimiento. Maltrana metió un brazo por debajo del mantoncillo, enlazándolo con el de la joven. Así, muy agarrados, muy juntos.

¿Y si vinieras a cantar ahí?... ¿Si yo volviera a verte?... Leonora sonreía con altivez, adivinando su pregunta. Si vuelvo, serás uno de mis innumerables amigos; nada más. Y no creas que soy ahora una santa. La misma que antes de conocerte; pero de todos, ¿sabes? del portero del teatro, si es preciso, antes que de ti. eres un muerto... Adiós, Rafael.

Al oír hablar, Laura se incorporó, retiró vivamente su mano de las manos de Julio y tendió los brazos a su amiga. Adriana se precipitó, la besó una y otra vez, y parecía no tener caricias bastantes para aquella pobre cara devastada por la pasión y por el sufrimiento. Laura sonreía. ¡Qué miedo tuve de que no vinieras! Estoy muy enferma, ¿sabes?

No sólo parecía recobrado de su debilidad, sino que estaba inquieto, ágil y como si acabara de tomar un excitante muy enérgico. En cuanto entró su mujer, se fue derecho a ella, abotonándose el cuello de la camisa, y en tono de acritud le dijo: «Oye... estaba deseando que vinieras para decirte que esas visitas del señor de Feijoo me cargan.

Ardía todo en vivas llamas como también el demonio que le tiraba, el cual traía á la cintura, en señal del oficio, un grande haz de víboras, que le despedazasen; y vuelto á Lucas, con fiereza propia del infierno, le dijo: «También alguna vez te entendías conmigo y eras de mi servicio, siento mucho que me hayas dejado, vinieras ahora á cortejarme si estos Padres no hubieran venido á tu Ranchería á predicar la ley de Cristo: no lo puedo sufrir; no hacen otra cosa, más que hablar mal de y de mis cosas.

Si la entrevista se realizara esta tarde, sería oportuno vinieras lo más temprano posible. Así en seguida le hablo por teléfono a Muñoz. No creas que me haya dado él la misión de convencerte en su favor, porque ni siquiera sabe que te reprocho tu inconsecuencia; sólo me emplea en este caso, como sincerísima amiga suya que soy, para obtener una entrevista naturalmente definitiva. Charito".