United States or Benin ? Vote for the TOP Country of the Week !


Un mundo de monos es la otra pintura. Las dos hojas del libro están llenas de monos: un mono colorado juega con un monito verde: un monazo de barba le muerde la cola a un mono tremendo, que anda como un hombre, con un palo en la mano: un mono negro está jugando en la yerba con otro amarillo: ¡aquéllos, aquellos de los árboles son los monos niños! ¡qué graciosos! ¡cómo juegan! ¡se mecen por la cola, como el columpio! ¡qué bien, qué bien saltan! ¡uno, dos, tres, cinco, ocho, dieciséis, cuarenta y nueve monos agarrados por la cola! ¡se van a tirar al río! ¡se van a tirar al río! ¡visst! ¡allá van todos!

Febrer estaba convencido de que todos nacen metidos entre dos valvas de prejuicios, escrúpulos y orgullos, herencia de los que nos precedieron en la vida, y por más que los hombres se agitan, jamás llegan a arrancarse de la misma peña en que vegetaron agarrados sus predecesores.

Pero ahora, ¿esta noche? Tanto mejor. Agarrados de las manos salieron al camino, al estrecho camino por el que una vez la habían conducido sus cansados pies a la puerta del maestro, y que parecía no deber pisar sola ya más. Miriadas de estrellas centelleaban sobre sus cabezas.

Acudieron los invitados, siendo de los primeros en presentarse Robledo y Watson, cada cual por un lado distinto. El ingeniero y el contratista, estrechamente agarrados, rodaban por el suelo, derribando gran parte del «santuario de verdura». Pirovani, más carnudo y vigoroso que Canterac, lo sofocaba con su peso.

Agarrados los unos a los otros estos insectos por sus alas secas extendidas, volaban en montón, y a pesar de nuestros gritos y de nuestros esfuerzos, la nube no cesaba de avanzar, proyectando en la llanura una sombra inmensa. Pronto estuvo sobre nuestras cabezas; en los bordes viose durante un segundo un desgarrón, una rotura.

¡Ah ladrón, profeta falso! ¿Crees que no por qué te vas? ¿Te imaginas que el viejo Madariaga no ha visto tus miraditas y las miraditas de la mosca muerta de su hija, y cuando os paseabais y ella agarrados de la mano, en presencia de la pobre china, que está ciega del entendimiento?... No está mal el golpe, gabacho.

El molusco era nuestro abuelo venerable, el jefe de la casa, el creador de la dinastía, el antecesor, cargado con una nobleza de millones de siglos... Estas ideas resucitaban ahora en Febrer, con la frescura de verdades indiscutibles, al contemplar los seres inmóviles y rudimentarios encerrados en su caparazón, agarrados a las rocas, debajo de sus pies, en las profundidades del verde cristal tembloroso entre los escollos.

Y los dos borrachos, agarrados fraternalmente de los hombros, con las húmedas nances casi juntas, asomábanse a la puerta del cafetín con risita maligna al pensar que molestaban al dueño. ¡Fuego...! ¡fuego...! Y después de gritar se metían apresuradamente en la taberna, fingiendo susto, como chicuelos que acaban de hacer una travesura. Los organizadores de la falla se resistían.

Luego, al menor claro en la masa de tropas, volvían á deslizarse por la superficie blanca é igual de la carretera. Eran madres que empujaban carretones con pirámides de muebles y chiquillos; enfermos que casi se arrastraban; octogenarios llevados en hombros por sus nietos; abuelos que sostenían niños en sus brazos; ancianas con pequeños agarrados á sus faldas como una nidada silenciosa.

Los ayudantes de la limpieza, agarrados a los hierros, presenciaban la corrida, rebullendo y peleándose como monos en jaula para ocupar la primera fila. El viejo los distribuía hábilmente durante la semana al proceder a la limpieza de la plaza.