United States or Anguilla ? Vote for the TOP Country of the Week !


Señora dijo inclinándose respetuosamente, quitando el gorro turco que le cubría la calva, mucho siento que usted se haya molestado en subir. Bastaba un aviso para que yo me hubiera apresurado a ir a ponerme a sus órdenes. Doña Paula respondió con un gesto de gracias, llevándose la mano al corazón que le saltaba dentro del pecho como un potro desbocado. El Duque la examinó con sorpresa.

Rápidamente, se apoderó del látigo de Catalina, y de pie, pálida como una muerta, descargó varios latigazos sobre los lomos del caballo, que partió a escape. El trineo volaba entre la maleza, inclinándose ya a la derecha, ya a la izquierda. De repente se sintió un choque, y Catalina, Luisa, la paja, todo rodó por la nieve en el declive del barranco.

¡Ah, excelentísimo señor! exclamó el alcalde inclinándose hasta el suelo y apreciando al mismo tiempo, por el tacto, que la sortija tenía una gruesa piedra. Si alguien tiene noticia de que me habéis encontrado, os pesará. Descuide, descuide vuecencia, que no lo sabrá nadie. Quedad, alcalde, con Dios. Dios vaya con vuecencia. El duque se alejó y el alcalde permaneció por algunos segundos inmóvil.

Siguieron a buen paso, inclinándose hacia el Este; pero los australianos no se dormían tampoco en su marcha, pues la delantera que les llevaban no menguaba un ápice, a juzgar por el rumor de sus voces. El Capitán, que no estaba tan ágil como los dos jóvenes, maldecía de la ligereza de los salvajes, y Van-Horn seguía a duras penas la marcha, resoplando como una foca.

La luna, ya sin la rivalidad del sol, triunfaba tranquila en el cielo, y los árboles del bosque inclinándose unos á otros, se confiaban sus seculares leyendas en misteriosos murmullos, que trasportaba en sus alas el viento.

¡Rafaé! ¡Rafaé! gemía María de la Luz inclinándose sobre el herido. Y como si la desgracia le hiciese olvidar su habitual recato, faltó muy poco para que le besase en presencia de su padre. El caballo murió en la mañana siguiente, reventado por la loca carrera. Su dueño se salvó después de una semana transcurrida entre la vida y la muerte.

La situación pareció tan peligrosa á Roussel, que juzgó conveniente abreviarla, por muy dulce que le resultase este momento, esperado por él durante un mes. Pero hace mucho tiempo, querida prima, que te estoy sustrayendo á tus convidados, dijo, y añadió con graciosa galantería, inclinándose ante ella: ¿Qué ordenas ahora á tu servidor?

Los leales existen; sólo falta el primer paso. ¿Tropezamos esta noche? Mañana no tropezaremos: os respondo de ello, os lo juro. Levantóse lentamente; hizo una profunda reverencia, inclinándose lo más que pudo, y se dirigió á la puerta, volviendo el rostro varias veces á ver si el Rey le miraba. El Rey no le miró.

Lo acepto, porque ella es pobre y yo no soy rica. Ni yo tampoco; pero para un deseo vuestro... Os doy las gracias, señor. ¡Oh! no me deis las gracias; ved que os amo, y amadme... ¿Qué me amáis? dijo la reina inclinándose hacia el rey, dejándole ver un relámpago de sus hermosos ojos azules, y su serena frente pálida como las azucenas y coronada de rizos de color de oro.

En general, en ellos, la energía ha desaparecido, y si se busca esta primordial virtud del hombre, no se la encuentra sino en el alma de los seres forzados a luchar para conquistar un sitio al sol. Se hallaba en este punto de sus reflexiones, cuando la voz débil del señor Aubry llamó: ¿María Teresa? La joven se levantó, e inclinándose sobre el lecho, dijo: ¿Qué desea usted, padre? ¿Qué hora es?