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Mientras se fundan cooperativas, y se construyen casas baratas, y se crean parques y jardines, y se instalan bibliotecas públicas y baños municipales, adaptando a los recursos del obrero toda la vida del país, ¿quién se acuerda de los millonarios?

Pero aquí, si se acuerda uno de los tiempos de paz, siempre fué superior la proporción femenina. Los hombres, menos numerosos, juegan más fuerte, arriesgan con mayor audacia su dinero; pero en torno de las mesas, tres cuartas partes del público están compuestas de mujeres. La mujer, cuando teme al amor ó está desengañada de él, se entrega al juego con una vehemencia pasional.

¿Por qué? preguntó el conde. Por nada. Un episodio de nuestras campañas. ¿Se acuerda usted, capitán? ¡Si se acordaba!

A buenas horas se acuerda de ese avaro, que me ha visto caer en la miseria, a , a la cuñada de su mujer... pues Purita y mi Antonio eran hermanos, ya sabes... y no ha sido para tenderme una mano... El año pasado, tal día como hoy, cuando se quedó viudo, mandó a la señora un socorrito.

Pues yo soy hijo de D. Pedro Miquis. ¿No se acuerda usted tampoco de mi hermano Alejandro? ¿No se acuerda de que algunas veces, por vacaciones, íbamos acompañando a mi padre?... Pues hace cinco años que estoy aquí estudiando Medicina. ¿Y cómo está su señor tío? ¿Hace mucho que ha dejado usted aquel célebre Tomelloso?...».

Lucía, sin advertir la turbación de su tío, siguió diciendo: Pero ¿qué digo á su familia? Á la misma Clara es posible que V. la conozca, sólo que ya no se acuerda. Cuando era ella chiquirritita, tal vez cuando ella nació, estaba V. en Lima. Clara es limeña.

¡Yo lo que digo, ¿entiende? y no me chupo el dedo... y que ni uno de los que se llamaron amigos míos se acuerda de para nada! ¿Sabe, don Melchor, que me está haciendo acordar al carancho que come y grita al mismo tiempo?... porque, ¿dónde va a ir usted que no encuentre amigos de verdad? ¡Eso era antes!... y ya lo ve: hasta éstos me dejan. Porque usted los trató mal... don Melchor.

Licinio ha muerto por mandato de Constantino, en castigo de una persecución á los cristianos que ha promovido, y se acuerda poner el cadáver en presencia de las tres cruces, porque será la verdadera la que lo resucite. Se hace la prueba, y apenas toca á Licinio el santo símbolo, recobra el muerto la vida, y las primeras palabras que pronuncia declaran la divinidad de Jesucristo.

Si el lector se acuerda de lo que he dicho del capataz de carretas, adivinará el carácter, valor y fuerzas del Boyero; un resentimiento con sus jefes, una venganza personal lo impulsa a aquel feo paso, y Facundo toma la Villa del Río Cuarto gracias a su revelación oportuna.

Todo el tiempo que le dejan libre sus obligaciones religiosas, y algo más que ella se toma, lo pasa embebecida en el patio donde tenemos nuestro camposanto, y en la huerta cercana. Allí, como en nuestro dormitorio, la idea de su madre absorbe su espíritu. EVARISTA. Dígame otra cosa: ¿Se acuerda de Máximo? ¿Piensa en él?