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En esto sonó el piano, que se alzaba sobre una tarima en medio del café, con la tapa triangular levantada para que hiciera más ruido; y empezó la tocata, que era de piano y violín.

Un comandante del ejército cuento al caso se hallaba una noche en su casa, y al ir a sacar su pañuelo, rueda sobre la alfombra un magnífico reloj de oro, con un monograma en la tapa. Lo recoge y se echa a cavilar sobre cómo había venido a su poder. ¡Y no daba en bola!

Yo gritó también: ¡Socorro, que un muerto quiere escaparse, socorro!... Pero Nanela y yo, como no pesábamos mucho, teníamos miedo de que, forcejeando con la rodilla, Tucker pudiera abrir la tapa del cajón... Yo no podía volver a echarle llave, por haber perdido el llavero... A nuestros gritos acudieron los guardianes y acudió mucha gente emparentada con los muertos de aquel cementerio.

María no respondió a este fervoroso discurso. Siguió mirando con fijeza extraña y como absorta en lejanos pensamientos al fabricante de conservas. ¿Sabes una cosa? ¿Qué? Que han venido también los estuches con tus vestidos, pero aun no los he abierto. Los dos tienen sobre la tapa tu cifra con corona de marquesa. Aunque te rías, no dejaré de decirte que me dio un salto el corazón al ver la corona.

¡Dicen que no sabemos vengarnos! decía; ¡que el rayo estalle y lo veremos! Pero Plácido no contaba con lo que le esperaba en casa del platero. Cabesang Andang acababa de llegar de Batangas y venía á hacer compras, visitar á su hijo y traerle dinero, tapa de venado y pañuelos de seda.

La masa de sus cabellos se iría desprendiendo de ella cayendo al cabo en el fondo del ataúd como un montón de barreduras, la piel se huiría dejando al descubierto blanca como la porcelana la tapa del cerebro. ¿Cómo quedarían sus manos? ¡Ah! sus pobres dedos, aquellos dedos que tantas veces habían acariciado las sortijas de tus cabellos de ébano, que oprimieron las rosas de tus mejillas y humildes y temblorosos buscaban los tuyos en la obscuridad, servirían durante algunos días de festín a una legión de gusanos y serían pronto objeto de horror aun para ti misma, hermosa, si los vieses...

Miróla Diógenes de hito en hito, y con la procaz desvergüenza de su lenguaje de taberna, con la inexorable lógica de su profundo buen sentido, contestó al cabo: ¡Cerrarles a piedra y lodo la puerta, o no quejarse, señora mía!... ¡Polaina!... Si levanta usted la tapa del común, ¿con qué cara viene a quejarse luego de que apeste?...

Las ocho menos cuarto, señor doctor respondió la anciana, ocupándose en arreglar la tapa de la estufa. ¡Vaya! ¡vaya! exclamó él, enderezándose. ¡Qué perezoso me he vuelto! Y... ¿han llegado cartas? , varias por correo y una que trajo personalmente el joven señor Hellinger hace dos horas. ¡Pero, si hace dos horas, era todavía de noche!

POLLO CON ZANAHORIAS. Puede hacerse lo mismo que la ternera con zanahorias. Cuando empiezan a tomar color se rocían con jerez o vino blanco; cuando está reducido todo esto se mezcla con el jugo un poco de salsa de tomate, se tapa la cacerola y se mete al horno un cuarto de hora; se guarnece la fuente con fondos de alcachofa cocidos y salteados separadamente.

Prenda muy apropósito era el tupido manto para las aventuras y galanteros, que como dijo el poeta «siempre el manto fué en España tapa enredijos de amor....» y con harta frecuencia los autores de aquellos tiempos se lamentaban de los lances á que el uso de tal prenda daba lugar y en los cuales había con frecuencia tajos y cuchilladas de galanes rivales ó de burlados esposos y amantes.