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Ni la inscripción del festín de Baltasar, ni la rota de Roncesvalles, ni la capitulación de Sedán, produjeron tanto efecto como el que originaron las anteriores palabras. Un silencio de muerte invadió el salón, y las lágrimas se agolparon á los ojos.

¡Ah! es verdad... ¿Sabes los víveres que nos quedan a bordo, gracias al festín que os he dado, salvajes? ¡Pues bien! no nos queda más que una caja de galleta, tres toneladas de agua y una caja de ron; porque en un día habéis echado a perder los víveres de tres meses. Tanta culpa es de los de aquí, como de los que quedan allá.

Terminó con esto el festín, durante el cual reinó en el comedor un silencio de refectorio, excepto cuando Elías dijo que tanta esplendidez le parecía dispendiosa, y elogió la sobriedad como fundamento de todas las virtudes. Después se rezó un poco, y las señoras se retiraron.

Llevando cada cual un bocado sabroso al festín de la murmuración pasaban dulcemente las horas, amigos allí, distantes unos de otros en el comercio de la vida ordinaria. Rubín, al verse vencido, pues hasta el agente de Bolsa, que era el más libre-pensador de todos, se cayó del lado de Pedernero, buscaba camorra, empleando argumentos de mala fe y personalizando la disputa.

Yo, que no soy malo, pido un puesto, siquiera sea el último, en ese festín de regocijos y felicidades.... Pero me ocurre preguntar: «¿Cerrará usted la puerta a los amigos después de su casamiento?». D. Benigno no contestó nada, porque la afirmativa le pareció ridícula y la negación aventurada, bastante contraria, si se ha de decir verdad, a sus propósitos.

Usted conoce Macbeth y sabe cuál es el espanto del asesino coronado cuando ve levantarse en medio del festín la sombra de su víctima. Examine usted á su prometido y á la cantante y verá reproducirse la tragedia. Pero tenemos que habérnoslas con personas temibles. En una situación parecida la Hawkins se dominó admirablemente y acaso ahora intente burlarnos.

Pronto se hallaron muy cerca de un soberbio palacio de mármol, tan grande y bello que hasta el mismo genio misterioso, que conducía á nuestra amiga, se quedó absorto ante tanta magnificencia. Oíanse por allí algazaras como de baile ó festín, y músicas sorprendentes. Flotaban banderas en los minaretes y azoteas, y por las ventanas se veía discurrir la gente alegre y bulliciosa.

Un cuchillo, una botella y un plato, en que había panecillo y medio, salieron de otro rincón, y el festín fué preparado en la mesa, para lo cual se hizo preciso apartar á un lado dos tragedias en verso heroico, un retrato de mujer roído de ratones, un ejemplar de la Constitución, un tintero de cuerno y una babucha, dentro de la cual había unas tijeras, una caja de obleas y medio tomo del teatro de Crebillon.

Entonces repercuten los montes en la altura, los árboles se agitan de confín a confín; aullan los ganados, retumba la espesura, sus espíritus dicen que van a la llanura llamados por los muertos a fúnebre festín.

Los rosales ateridos se me representaban cubiertos de rosas, y los naranjos de azahares y frutas que mil pájaros venían a picotear, participando del festín de la boda. Mis meditaciones y mis visiones no se interrumpieron sino cuando el profundo silencio que reinaba en la casa se interrumpió por el sonido de una fresca voz, que retumbó en mi alma, haciéndome estremecer.