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Había sentido, al verle, la nostalgia del pasado, la melancolía de las antiguas ilusiones. Paladeó Ojeda la amargura de los poderosos en desgracia, que miden con orgullo toda la grandeza de su caída. Días antes podía considerar como suyas tres mujeres en aquel mundo flotante. Se habían sucedido junto a él proporcionándole la dulce ilusión más o menos verídica que acompaña el amor.

No, señor; no, señor contestó Máximo desliendo el azúcar con la cucharilla y echando ron en el café . Si se presentan dificultades, estamos aquí.... , Sabel: una copita pequeña. En la copita pequeña escanció también ron, que paladeó mientras el café se enfriaba. El marqués le tendió la petaca llena. Muchas gracias... pronunció el médico encendiendo un habano . Por ahora estamos a ver venir.

Bebió y paladeó el confortante licor, relamiéndose de gusto, y echó después una yesca, mientras yo contemplaba a vista de pájaro el vallecito de Tablanca, con sus casitas trepando mies arriba detrás de la de mi tío, sola y encaramada en lo alto, como si se hubiera detenido allí para animarlas con la voz y algunas cuchufletas de don Celso; y, por último, recostándose contra el terreno y estribando con las abarcas en las asperezas del camino, me refirió lo siguiente, que yo traduzco, poco más que en sustancia, al lenguaje vulgar, con verdadero sentimiento, porque no me es posible, por falta de memoria y de costumbre, reproducir al pie de la letra aquel pintoresco lenguaje, cuyo sabor local excedía con mucho, en interés, al asunto relatado.

Paladeó la alegría forzosa, la sensación de falsa libertad de todo enamorado después de una escena de rompimiento. «¡A vivir!...» Quiso volver inmediatamente al buque, pero temió la resurrección de sus recuerdos evocados por la soledad. Era mejor quedarse en Nápoles, ir al teatro, confiarse á la suerte de un buen encuentro, lo mismo que cuando bajaba á tierra por unas horas.

Fermín hizo un gesto afirmativo y sonrió, como si adivinase lo que iba a decirle don Ramón. Se sabía de memoria los períodos oratorios de los prospectos de la casa, apreciados por don Pablo como las muestras más gloriosas de la literatura profana. Siempre que hallaba ocasión, el viejo empleado los repetía en tono declamatorio, embriagándose con el paladeo de su propia obra.

Esto último era lo que la hacía reflexionar, frunciendo las cejas y contrayéndose con un esfuerzo mental. ¿Usted se llama capitán...? ¿usted se llama...? Y de pronto sonrió, dando fin á sus dudas. Usted se llama dijo resueltamente el capitán Ulises Ferragut. Paladeó con largo y risueño silencio el asombro del marino. Luego, como si se apiadase de su estupefacción, dió nuevas explicaciones.

Ana empezó a hablarle, a decirle mil zalamerías a aquel bollo que del mundo exterior sólo conocía las sensaciones de calor y frío; buscó una cucharilla y le paladeó con agua azucarada; arregló la gorra protectora del cráneo, blando y colorado como una berenjena, y después se sentó a la cabecera del lecho, depositando en el regazo el fajado muñeco.

Los vidrios de la ribera de Santa Lucía temblaron con el ronquido del motor de la goleta, máquina vieja y escandalosa, que imitaba el chapoteo de un perro cansado. Mientras tanto, las velas se tendían á lo largo de los mástiles, aleteando bajo los primeros manotones del viento. Tres días duró la navegación. En la primera noche el capitán paladeó el voluptuoso egoísmo del descanso á solas.

A cada nuevo plato, renovabásele el goce que los estómagos no estragados y hechos a alimentos sencillos hallan en la más leve novedad culinaria. Paladeó el Burdeos, dando con la lengua en el cielo de la boca, y jurando que olía y sabía como las violetas que le traía Vélez de Rada a veces.

Apenas se detenía en la puerta de la cocina, apoyando un codo en el quicio y obstruyendo con su cuerpo la entrada da la luz solar, el viejo echaba mano á la botella de caña, preparando un «refresco» ó un «caliente» en honor del segundo. Bebían con lentitud, interrumpiendo el paladeo del líquido para lamentarse de la inmovilidad del Mare nostrum. Hacían cuentas, como si el buque fuese suyo.