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Contestó con un movimiento de cabeza afirmativo, y Robledo hizo un gesto de invitación que pretendía decirle: «¿Quiere usted que nos vayamos?...» Pero los ojos melancólicos del desconocido parecieron contestar: «Si yo pudiese marcharme... ¡qué felicidad!» ¿Es usted de la casa? preguntó al fin Robledo.

Hice un signo afirmativo y al mismo tiempo sentí nacer en un vivo sentimiento de vergüenza. ¿Qué era mi gran proyecto de renunciamiento comparado con esa especie de abnegación, de olvido de misma, que se manifestaba en las más pequeñas como en las más grandes circunstancias, y que encontraba para todo el mismo amor? ¡Y yo, egoísta y orgullosa, me envanecía todavía de esa sublime resolución de mi corazón!

Después de estas palabras Tristán pensó que su amigo iba a manifestar de una vez si había estado o no en la taberna y en caso afirmativo dar una explicación. Pero no fue así. Núñez adoptó un continente más glacial aún que de costumbre y empezó a columpiarse suavemente chupando el cigarro por intervalos y mirando al techo.

Esto es tan verdadero y exacto, que en cosas realmente unidas no cabe juicio afirmativo por solo faltarles la identidad; en tales casos, para poder afirmar, es preciso expresar el predicado en concreto, esto es, envolviendo en él de algun modo la idea del sujeto mismo; por manera que la misma propiedad que en concreto debiera ser afirmada, no puede serle en abstracto, antes bien debe ser negada.

Y tomando una mano del joven, le suplicó: Roberto, ¿me perdona usted? Este hizo con la cabeza un movimiento afirmativo. Y al ver que de los ojos de Zakunine brotaban las lágrimas, al ver el llanto de ese hombre de corazón de hierro, concluyó él también por llorar. El alma de Florencia está presente aquí dijo el Príncipe. Ya los sollozos no turbaban su voz: su llanto era tranquilo y suave.

Fermín hizo un gesto afirmativo y sonrió, como si adivinase lo que iba a decirle don Ramón. Se sabía de memoria los períodos oratorios de los prospectos de la casa, apreciados por don Pablo como las muestras más gloriosas de la literatura profana. Siempre que hallaba ocasión, el viejo empleado los repetía en tono declamatorio, embriagándose con el paladeo de su propia obra.

La señora Latour-Mesnil contestó con la dignidad conveniente, que la proposición la lisonjeaba, y que sólo pedía algunos días para reflexionar y tomar informes. Pero así que la embajadora hubo salido, salió corriendo en busca de su hija, la estrechó contra su corazón y se echó a llorar. ¿Un marido, entonces? dijo Juana, fijando en su madre su mirada de fuego. La madre hizo un gesto afirmativo.

La señora Chermidy tendría el derecho de hacerme expulsar de este mundo por la justicia. Y diga usted, doctor, ¿me veré obligada a presentarme al señor de Villanera? El señor Le Bris contestó con un imperceptible signo afirmativo. Bueno dijo ella , le haré buena cara. En cuanto al niño, le besaré de muy buena gana. Siempre me han gustado los niños.

vi Miraba el hueso del dátil que se acababa de comer, y como si el hueso le dijera que , hizo ella un signo afirmativo y algo desconsolado... «¡Vaya si lo estoy!». Quedose tan profundamente ensimismada, que olvidó dónde estaba. Pero levantándose de repente, echó a andar hacia abajo, como los que llevan en el cerebro ese cascabel que se llama idea fija.

No tengo otra intención, abuela. Te dejo perfectamente libre para tomar el pulso a tu vocación futura... Aquí hice un movimiento de cabeza afirmativo. Pero estimo que si esos estudios preliminares van a durar diez años... ¡Adiós!... Estoy cogida. ...No habrá ya para ti ninguna probabilidad de matrimonio.