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A Juan Bautista 20 ducados por una danza de indios. A Pedro Montiel 400 rs. por un carro de «El Sembrador.» A Andrés del Castillo 32 ducados por un carro de «El Convite celestial.» A Bartolomé Romero 20 ducados por una danza de villanos de un desposorio. A Alonso de Capella 40 ducados por el carro de la Batalla de la muerte de los justos á la vida de los viciosos.

Y así, viniendo al caballero de Gonzaga el gobernador Rodrigo Zapata y el capitán Diego de Vera, como los vió el capitán D. Juan de Castilla, quiso reñir con ellos y díjoles bien alto, que lo oyeron todos, que á qué venían allí y qué querían, y yéndose ellos les envió el alférez del capitán Olivera, al cual encargó que dijese al dicho gobernador Rodrigo Zapata que D. Juan de Castilla se protestaba de parte de Su Majestad y de Su Excelencia que no hablase ni dejase hablar á ningún soldado con los turcos, ni hacer otro pacto ni concierto con ellos, porque no se lo cumplirían ni guardarían, sino que procuraran de defender el fuerte, que aún estaban á tiempo de poderlo hacer, y á esto no respondieron cosa ninguna; que á esta sazón el capitán de Funes y el capitán Juan de Montiel de Zayas y el capitán Juan del Aguila, habían salido á parlamento fuera del fuerte, con el Bajá y Dragut; y el capitán Juan de Funes, por orden del Bajá, después que hobieron hablado largamente, volvió dentro en el fuerte diciendo que serían salvos y libres todos los Oficiales y 25 soldados por cada compañía, y con este recaudo y resolución le enviaba el Bajá, y con él dos turcos para escrebir y tomar por letra los dineros, moniciones y vituallas, y el número de la gente que se hallaba dentro.

No le pesó a mi amo del alboroto, porque se quedó con los dineros, y aplazó para otro día y en otro hospital lo que en aquél había faltado. Fuése la gente maldiciendo a la vieja, añadiendo al nombre de hechicera el de bruja. Con todo esto, nos quedamos en el hospital aquella noche; y encontrándome la vieja en el corral solo, me dijo: "¿Eres , hijo Montiel? ¿Eres , por ventura, hijo?"

Porque has de saber que la vieja me dijo: "Hijo Montiel, vente tras , y sabrás mi aposento, y procura que esta noche nos veamos a solas en él, que yo dejaré abierta la puerta; y sabe que tengo muchas cosas que decirte de tu vida y para tu provecho."

A Cosme de Xerez 400 rs. por el carro de la Asunción de nra. Señora. A Hernando Manuel 20 ducados por la danza de Torneo de á caballo. Al mismo por sacar la Tarasca, mojarrillas y dos salvajes. A Diego de Tejeda 400 rs. por un carro de Las Tiendas del mundo. A Pedro Montiel 40 ducados por el carro de los Desposorios de Cristo con la naturaleza humana «que tiene 7 figuras

En Infantes viven y brujulean al finalizar el siglo XVI los siguientes funcionarios políticos y judiciales: el vicario mayor de Montiel, otro vicario, un notario, un alguacil fiscal, un gobernador, un teniente del gobernador, un alguacil mayor, un escribano de gobernación, un alcaide de la Cárcel, diez y siete regidores, un fiel ejecutor, un depositario general, un mayordomo y procurador del Concejo, un escribano del Concejo... El vicario no tiene sueldo fijo, pero cobra el aprovechamiento de los derechos de su judicatura, y para que sean crecidos y suculentos sabrá ingeniarse sagazmente; el gobernador percibe 200.000 maravedís, y de ellos da 20.000 a su teniente; además, el gobernador «tiene, de los maravedís que en nombre de Su Majestad se ejecutan, ciento y cincuenta maravedís cuando la cantidad llega a cinco mil maravedís, y no más aunque pase, y de allí abajo, a real de plata»; y es preciso reconocer que el señor gobernador ni más ni menos que los gobernadores de ahora en otros órdenes hallará trazas para que los maravedís ejecutados lleguen siempre, caiga el que caiga, a los cinco mil codiciados.

Por el siglo de mi madre, que me sacase los mismos ojos de mi cara, si alguna desgracia me aconteciese bonita soy yo para eso. JUANA #Tostada#. Sosiégate, prima, que toda la gente viene. CHANFALLA. Siéntense todos; el Retablo ha de estar detrás de este repostero, y la autora también. GOBERNADOR. El señor Montiel comience su obra. BENITO. Poca balumba trae este autor para tan gran Retablo.

Y de pronto la enorme diligencia parte, con formidable estrépito de herrumbres, en dirección a Infantes, donde expiró Quevedo, hacia «el antiguo y conocido campo de Montiel», por donde Cervantes hizo caminar a Alonso Quijano la vez primera...

Bajé yo la cabeza en señal de obedecerla, por lo cual ella se acabó de enterar en que yo era el perro Montiel que buscaba, según después me lo dijo. Quedé atónito y confuso, esperando la noche, por ver en lo que paraba aquel misterio o prodigio de haberme hablado la vieja; y como había oído llamarla de hechicera, esperaba de su vista y habla grandes cosas.

Yendo, pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba hablando consigo mesmo y diciendo: ¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salidad tan de mañana, desta manera?: «Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante, y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel».