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Dentro percibió un hedor de muchedumbre enferma, miserable y amontonada, semejante al que se huele en un presidio ó un hospital pobre. Vió gentes que parecían locas ó estúpidas por el dolor. No conocían exactamente el lugar donde estaban; habían llegado hasta allí sin saber cómo.

Claustro del convento de franciscanos. 402 Hospital de Espósitos. id. Detalles de la fachada del mismo. id. Vista de Córdoba desde los Mártires. 404 Capilla del hospital del Cardenal. id. Casa de Gerónimo Paez. 406 Fragmentos de los palacios de Medina-Azzahra. 423 NOTAS: Véase la página 220 del tomo de Granada. Esta palmera era entonces la única que habia en España.

Hallar la muerte en sus zelos, de D. Félix Pardo de Lacasta, á 1659. El noble siempre es valiente, autógrafa, de Fernando de Zárate; y el Auto del hospital, de Roque de Caxés, autógrafa, con la fecha de 14 de julio de 1609. Biblioteca nueva de los escritores aragoneses que florecieron desde el año de 1500 hasta el de 1802, por Don Félix de Latassa y Ortiz: Pamplona, 1798-1802.

Y sus hijas tambien con patriotismo, Bendan al que cayó con heroismo. Las damas Orientalas y Argentinas fundaron á su costa un hospital de sangre, en que fueron asistidos personalmente por ellas, mas de dos mil heridos del sitio de Montevideo. El mundo entero aplaudia ese golpe. No necesito confesar que he tenido muy presente la bellísima imprecacion del Sr.

En la urna grabaron este epitáfio, en que oportunamente se recuerda uno de sus mas gloriosos hechos de caridad, el hospital general que fundó: H. S. E. Emmus. D. D. frater Petrus de Salazar, Ordinis Beatæ Mariæ de Mercede Generalis, Episcopus Salmantinus, et Cordubensis; ab Innoc. XI Caroli II Hispaniar. regis nominatione tituli Sanctæ Crucis in Hierusalem, Presbyter S. R. E. Cardinalis creatus.

No son malos rectificó dulcemente la madre. Los hombres no son malos ni buenos... Unos son ricos y otros son pobres... Eso es todo. ¡Cálmate, hijo mío! Las crueles emociones de esa trágica mañana enfermaron gravemente a Ramón. Su madre tuvo que llevarlo al hospital, donde pasó muchos días entre la vida y la muerte.

Débese sacar á la criatura de ese centro funesto, quitársela al hombre, darla á la Naturaleza, hacerle aspirar la vida envuelta por el hálito del mar. El niño enfermo sanaría; desarrollaríase el expósito. Robustecido, ágil, más de uno y más de dos se dedicarían á la Marina; y en vez de un débil obrero, de un parroquiano del hospital, tendría el Estado un robusto y atrevido marino.

Alguna que otra rara vez, cuando los ánimos se enconaban demasiado, se iba «al terreno». Delaunay se había dado de sablazos con don Rufo, por un comunicado inserto en El Porvenir de Lancia, en el que se decía que los médicos no giraban la visita en el hospital a la hora reglamentaria.

El palacio Erlack, que contiene la oficina del presidente de la confederacion, es otro edificio notable. El grande hospital, situado en una ancha calle, que puede llamarse plaza, merece ser visitado por mas de un concepto: el servicio interior no deja nada que desear: la belleza del edificio es digna del objeto á que está destinado.

, señor... Yo, como nací labrador, no puedo estar preso en el Hospital. Si no veo los campos y los caminos, muérome de tristeza. El Hospital es como una cárcel, y allí encerrado moríame de pena... No me mata este mal tan triste, y matábame el no ver las eras, y los viñedos y los castañares. ¡Ya amanece!... Job, si puedes andar, ven conmigo.... ¡Vamos, Carmelo!