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Luego, al empuñar con su diestra la enorme cachiporra, le pareció que se habían doblado su estatura y su vigor, sintiéndose capaz de suprimir de un golpe á cuantos pigmeos intentasen cerrarle el paso. Ahora va usted á viajar con más comodidad dijo, tomando á Popito entre dos dedos y elevándola sobre la mesa.

Mientras ellos procuraban valerse de todas las suertes de su crueldad y fiereza para darle la muerte, los cathecúmenos desde lejos procuraban librarle de ella, amenazando á los Cozocas que vendría sobre ellos la ira de Dios y les daría su merecido, como á su costa ellos lo habían experimentado; y ó fuese porque el temor les hiciese caer en la cuenta, ó porque Dios reprimiese su orgullo, dándoles más acerbos dolores en los brazos, se pararon algún rato y dieron tiempo y oportunidad al siervo de Dios para acercarse al Mapono, y con modo cortés y afable le dió á conocer el poder de Jesucristo, que por más que él y los suyos lo intentasen, si no era voluntad de su Divina Majestad, no le podrían quitar un cabello; y que sus Tinimaacas, por más que se jactasen de que eran señores del cielo y dueños del mundo, al fin no eran otra cosa que miserables y flacas criaturas condenadas por su culpa á cárcel perpetua en el infierno.

Difundióse la novedad al instante en toda la villa, y consternó de tal suerte los ánimos, que Orellana llegó á recelar intentasen abandonarlo sus tropas: de modo que se vió precisado á tomar las mayores precauciones para evitarlo, y á la mañana siguiente; aunque por la parte de Lampa no faltaban justos recelos de nuevo ataque, hizo marchar á Chucuito tres compañias de caballeria, con el fin de indagar la situacion de los indios, y que penetrasen hasta la misma ciudad, si se hallaba desembarazado el camino, pero con la órden de no empeñarse en funcion alguna, sino que unicamente apoyasen la retirada de los oficiales y soldados que habian quedado, y tambien que recogiesen los miserables españoles de aquel vecindario, y procurasen libertarlos del furor de los indios rebeldes.

Diéronse entonces por perdidos los neófitos, y al santo varón le saltaba de júbilo el corazón en el pecho, esperando llegar finalmente al término de sus deseos, regando aquella tierra con su sangre, para que en los años siguientes correspondiese con abundante fruto á los trabajos y sudores de quien la cultivase y á la verdad por poco se le hubieran cumplido sus deseos, porque juntándose en lo más oscuro de la noche los más principales para tomar la última resolución, estuvieron gran rato dudosos de lo que harían: y sólo aquel milagro de habérseles pasmado los brazos cuando le quisieron flechar, obligó á todos al miedo de que no les sucediese lo mismo si intentasen matarle; mas no por eso aplacaron la ira del cielo, que había tomado á su cuenta la venganza de aquella injuria; y así encendió entre ellos una enfermedad pestilencial, que quitó la vida á los más culpados.

Los ingleses, ú otros cualesquiera enemigos de la España que naveguen á estas costas, solo podrán hallar en el Puerto Deseado un asilo contra los temporales que se experimentan por el invierno á lo largo de la sonda de la costa patagónica, pero, de ningun modo formar desde allí expedicion alguna contra los establecimientos que tenemos en la América Meridional; porque en el caso de que intentaren venir hácia el norte, y entrar en las provincias del Rio de la Plata, se verian precisados á atravesar unos vastísimos desiertos, en los cuales pereceria infaliblemente la mayor parte de ellos: y si intentasen penetrar hasta la costa del sud, no podrian conseguirlo sin pasar por la cresta de los Andes, que se dirigen ò proyectan de norte á sud á lo largo de esta América hasta la orilla septentrional del estrecho de Magallanes: y siendo esta empresa tan difícil y peligrosa que casi raya en lo imposible, parece que nada debemos temer por esta parte de nuestros enemigos.

En vista de lo cual doña Inés aconsejó a Juanita que desconfiase de sus bríos y que no se juzgase muy aprovechada y segura de su poder sobre la plebe sediciosa ni muy adelantada en el camino de la perfección, pues aunque siguiese el camino, bien podían estar emboscados cerca de él y salirle al encuentro ladrones, que intentasen robarle la joya de la castidad.

Las mujeres, por ser las más furiosas, aconsejaban á los jinetes que intentasen de todos modos la aventura, para traer á la «señorona» arrastrándola del pelo.

Entonces don Rosendo, en vez de abusar de su reconocida superioridad, como hubiera hecho otro hombre de menos esfuerzo y modestia, aparecía con un continente grave, , pero apacible, recorriendo las calles con el mismo sosiego y mesura que antes. Ejemplo notable de prudencia, que en vez de agradecérsele, sirvió para que se intentasen y perpetrasen contra él algunos desacatos.

Se hacen increibles, al menos dudosos los esfuerzos, que por todas partes hicieron este dia los insurgentes, para conseguir la espugnacion de aquella villa: pero no lograron otra ventaja, que la de incendiar algunos ranchos y casas de poca consideracion, que por estar separados de lo principal del pueblo, no pudieron incluirse en el recinto, ni resguardarlas con el fuego de las trincheras, asimismo que los demas edificios, que por la igual longitud de las calles, no pudieron ponerse á cubierto, sin un conocido riesgo de los que lo intentasen.

Con esta noticia juzgó inutil y arriesgado seguir su empeño, y determinó retroceder hasta las Balzas de Juliaca, para atender no solo á los insultos que se intentasen contra su provincia, sino tambien para mantener en la fidelidad á los indios de aquel pueblo, y á los de Caracoto, Cabana y otros, que se mantenian, aun por el Rey.