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Un mutismo desconcertante y lágrimas misteriosas era todo lo que él había podido conseguir con sus declaraciones de amor. ¿A qué empeñarse en conquistar lo que a todos parecía imposible? ¿Por qué seguir la lucha sorda con toda la isla, por una mujer que aún no sabía él ciertamente si le amaba?

Es necesario reconocer el carácter primitivo de algunos hechos de nuestro espíritu, y no empeñarse en querer explicarlo todo; pero conviene guardarse de la exageracion, que en esto será tanto mas peligrosa, cuanto se cubrirá con el manto de la modestia. No es posible concebir una cosa relativa sola, sin algo absoluto en que se funde.

Empeñarse en seguir era locura, porque en vez de ponernos a flote, íbamos a hundirnos más, y con el capital a perder el crédito, es decir, el mío, que el del socio ya andaba por los suelos, desde que su nombre salió en la pizarra de la Bolsa, por no poder pagar... Ese día, yo me resolví a la liquidación; felizmente, Esteven ha estado muy razonable, lo confieso, y bien pudo no estarlo en medio de sus compromisos, haciéndose cargo de la mayor parte del pasivo; pero, cincuenta mil nacionales para es mucho, es todo, es la ruina otra vez... ¡y va la tercera!

Fue un dolor... ¡ah! por ser valiente, ¡por empeñarse en salir en una descubierta! Era un hombre tan patriota, que por salvar a su querida Francia, habría dado él cien vidas que tuviera... Pero vamos al otro, a ese solterón estragado... Cuando enviudé, dije: «Pues ahora, si de veras le gusto...». ¡Quia!

Diríase que se encuentra con el límite que á sus investigaciones le ha puesto el Criador: y que al empeñarse en traspasarle, se desvanece, siente que sus fuerzas flaquean, que su vida se extingue, como la de todo viviente al salir del elemento que le es propio.

Llegaron a cruzarse los aceros; pero en el instante en que parecía que iba a empeñarse la lucha con todo encarnizamiento, suspendió Pepe Guzmán sus acometidas, miró el reló, tendió la diestra a Verónica, puesto en actitud de marcharse, y la dijo con singular expresión de acento y de mirada: Tenemos que hablar de estas cosas muy despacio. Hasta mañana.

La gratitud y la lástima la hacían ser bondadosa, con palabras de triste consuelo. ¡Ah, gros coco! Había que tomar la vida tal como se presenta; aceptar las cosas buenamente, sin empeñarse en pedir imposibles. Cada uno se enamoraba á su hora.

No hay para ella más recurso que comer de su belleza. Pero en esto mismo hay distintos grados de ignominia. No empieces a hacerte cruces, hija. Las cosas hay que tomarlas como son; otra cosa es empeñarse en sostener una filosofía cursi. Yo le dije: «bueno, pues te pongo una casa, y arréglatelas como puedas...». No, si no es para que hagas tantas cruces, lo repito.

Lo traen á la presencia del Rey, y ordena la ejecución de la sentencia de muerte; pero el conde de Trastamara obtiene su gracia, alcanzándose después la de Don Rodrigo con menos trabajo, abrazando á su querida Doña María y casándose Don Tello con Doña Leonor. Innecesario parece, después de este análisis, empeñarse en señalar con más detenimiento las bellezas incomparables de esta composición.

Leonora parecía embriagada por el perfume viril de aquellas amenazas de pasión salvaje. Rafael, al ver cabizbaja y silenciosa a la artista, creyó que la habían ofendido sus palabras, y se arrepintió de ellas. Debía perdonarle, estaba loco. Se exasperaba ante su resistencia inexplicable. ¡Leonora! ¡Leonora! ¿A qué empeñarse en estorbar la obra del amor?