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Libre ya de este obstáculo, Gillespie volvió á empuñar los remos, avanzando por unas aguas que la marina pigmea rehuía el frecuentar. Puso la proa hacia la barrera de rocas y espumas, obra de los dioses, que limitaba el mundo conocido. Después de una hora de violento ejercicio, Gillespie, cubierto de sudor, necesitó despojarse de la chaqueta.

A la derecha de la última puerta del salón de lectura que se abre en la terraza, hallábanse algunas señoras sentadas en bancos de hierro: entre ellas estaban Currita Albornoz y la duquesa de Bara. Más lejos, de pie, en medio de un grupo de hombres, peroraba Leopoldina Pastor con gran vehemencia, optando por empuñar las armas y exponiendo su plan estratégico.

Por fin vieron a Nelet, que guardaba el cochecito del señor Cuadros. Vestía de blusa, pues la carretela de las señoras era de alquiler y tenía cochero propio. Iba a subir el señor Cuadros en su pescante y empuñar las riendas, cuando el cazurro muchacho se rascó la cabeza y pareció recordar algo. Oiga, don Antonio; don Eugenio me ha dado este papel, encargándome mucho que no tardase en entregarlo.

Y no porque yo crea que no haya verdades que enseñar, sino porque carezco de fe bastante en mi propio saber y en mi autoridad y competencia para empuñar la férula y revestirme de la toga y demás insignias del magisterio. No es, pues, para enseñanza de mis lectores, para lo que publico este libro.

Luego, al empuñar con su diestra la enorme cachiporra, le pareció que se habían doblado su estatura y su vigor, sintiéndose capaz de suprimir de un golpe á cuantos pigmeos intentasen cerrarle el paso. Ahora va usted á viajar con más comodidad dijo, tomando á Popito entre dos dedos y elevándola sobre la mesa.

Lo único que nos falta es que Sir León de Morel se avenga á dejar su castillo una vez más y á empuñar la espada, poniéndose al frente de nuestros arqueros. No sería poca fortuna para ellos, observó el físico, porque exceptuando á nuestro príncipe y al noble señor de Chandos, no hay en todo el reino mejor lanza, ni valor más probado que el de Sir León de Morel.

Y éstos y otros parecidos lances eran el único lado agradable que tenía para aquel cuadro de continuas e interminables tristezas, sobre las cuales iba descollando de día en día y a medida que la temperatura se templaba y surgían riscos y laderas por los anchos desgarrones abiertos en el espeso tapiz de nieve por los rayos del sol, la figura, de suyo melancólica, de la mujer gris, particularmente hacia la caída de la tarde, y, sobre todo, al descolgar el calderón y empuñar los dos cántaros de barro para ir a la fuente entre día y noche, según costumbre inmemorial en ella.

Mas aunque tanto y tanto se trató luego por los realistas de borrar la participación que el bello sexo tomó en la revolución, no pudieron hacer desaparecer todas las pruebas que esto probaban; así sucedió con el generoso acto que las más principales damas sevillanas llevaron á cabo en 1821 costeando y haciendo con sus propias manos una bandera que regalaron á los Milicianos Nacionales de nuestra ciudad, en que figuraba lo más florido de la juventud; como dice un autor, «dejaban las comodidades y el regalo de su casa para empuñar las armas en defensa de la libertad, sufriendo todas las penalidades y malos ratos de la vida de campaña

Lo más singular era que ni en aquel estado mísero hubo de abandonar mi buen Thiers la contabilidad de su casa. Mientras estuvo en el lecho, dio a su mujer las llaves de la gaveta donde tenía el dinero; pero desde que se levantó quiso empuñar de nuevo las riendas del gobierno y ejercer aquella soberana función, que es el atributo más claro de la autoridad doméstica.

Mama Salomé, reina de mojiganga o de mentirijillas, no se parecía a los soberanos de verdad, que cuando sus vasallos los echan del trono poco menos que a puntapiés, se van orondos a comer el pan del extranjero y engordan que es una maravilla, y hablan a tontas y locas de que Dios consiente, pero no para siempre, y que como hay viñas, han de volver a empuñar el pandero.