United States or Equatorial Guinea ? Vote for the TOP Country of the Week !


En el jardín de la calle de Vargas se acaba de construir un Circo ecuestre; pero los bailes se han trasladado al espacioso salón del Casino el Sardinero. Nos despedimos de él diez y seis años ha, y ya era viejo entonces. Iba Muelle arriba, descollando su gigantesca arboladura sobre un enjambre de pescadoras y granujas que le rodeaban.

Aunque dicen que de la discusión sale la luz, fuerza es confesar aquí que no salió luz ninguna de la discusión constante que Rafaela y el gaucho tenían, y en la que a veces tomaban parte varios tertulianos de la casa, diputados, senadores, hombres políticos y poetas, que siempre en el Brasil los hubo eminentes, descollando entonces entre todos Magalhaens, Gonzálvez Díaz y Araujo Portoalegre, los cuales eran comensales de la casa, complaciéndose Rafaela en tratarlos y agasajarlos.

En Cañete de las Torres, señorío de los duques de Medinaceli, hallamos descollando en medio de la plaza de la villa otro soberbio castillo con sus torres derruidas, en que se marcan todos los modos de construccion, el romano, el godo, el sarraceno, el cristiano de la edad media.

No seré yo quien clasifique y coloque entre las medianías ó entre los genios á muchísimos Padres de la Compañía de Jesús; pero me atrevo á asegurar que, durante los tres siglos XVI, XVII y XVIII, hasta después de su extinción bajo el pontificado de Clemente XIV, figura en ella una brillantísima serie de varones admirables por la acción, como predicadores, viajeros, mártires heróicos y exploradores atrevidos de países incógnitos y bárbaros, y una lucidísima cohorte de hombres eminentes en ciencias y en letras, descollando entre ellos muchísimos españoles, por lo cual, estando España hoy tan decaída, no goza acaso el nombre de ellos de toda la fama y el alto aplauso que merecen.

El «Libro Cuarto», bajo el rubro de POESÍAS FAMILIARES, comprende las composiciones inspiradas por los afectos íntimos del hogar y de la amistad espansiva, descollando entre todas ellas la que lleva por título A mi hija Delfina. Por último, en el «Libro Quinto» están coleccionadas todas las imitaciones y traducciones poéticas del autor.

Los cuadros tenían a un lado cartelas blancas con los mismos remates plegados de un escudo de armas, y en ellas, escrito en defectuosas mayúsculas, el relato del suceso: encuentros victoriosos con galeras del Gran Turco o con piratas pisanos, genoveses y vizcaínos; guerras en Cerdeña; asaltos de Bujía y de Tedeliz; y en todas estas empresas era un Febrer el que dirigía a los combatientes o se hacía notar por su heroísmo, descollando sobre todos el comendador don Príamo, héroe endiablado, burlón y poco religioso, que había sido la gloria y la vergüenza de la casa.

Fueron procesados 14 varones y 1 hembra. Camalig es uno de los pueblos más ricos de la provincia, y en él tienen las casas abacaleras, uno de los centros más activos de acopio. Posee buenos y sólidos edificios, descollando la iglesia y casa parroquial.

Y éstos y otros parecidos lances eran el único lado agradable que tenía para aquel cuadro de continuas e interminables tristezas, sobre las cuales iba descollando de día en día y a medida que la temperatura se templaba y surgían riscos y laderas por los anchos desgarrones abiertos en el espeso tapiz de nieve por los rayos del sol, la figura, de suyo melancólica, de la mujer gris, particularmente hacia la caída de la tarde, y, sobre todo, al descolgar el calderón y empuñar los dos cántaros de barro para ir a la fuente entre día y noche, según costumbre inmemorial en ella.

Una modista de California, que se llamaba propietaria, y se mudaba tres veces por dia, descollando por sus encajes, sus enormes dientes y sus amabilísimas muecas, se había empeñado en conquistar al Irlandes á todo trance; pero el buen viejo, que parecia entender mejor el verbo to drink, hecho para el paladar, que el to love, destinado á las honduras del corazon, le frunció las cejas de tal modo á la modista, que la infeliz, para vengarse de la altiva Irlanda, se resignó á coquetear con el jefe de ingenieros del vapor, jayan de la raza pura de John Bull.

Todavía mis ojos cuentan uno por uno sus palacios y casas principales, y descollando sobre todas, la de Dios, la Catedral. Pues con ser muchas y grandes estas maravillas que usted vio, aun pueden verse más y mayores. Buena ocasión de ello tiene usted ahora, porque el observatorio está menos lejos de aquí que de Tablanca, y yo me brindo con mucho gusto a servirle a usted de guía.