United States or Iraq ? Vote for the TOP Country of the Week !


¡San Miguel, San Bernabé! exclamó dejando caer su tabaquera con un ruido tan seco, que el gato extendido en una poltrona saltó a tierra con un desesperado maullido. Mi tía que dormía, se despertó sobresaltada y gritó: ¡Ah, bestia! Dirigiéndose a mi, y no al gato y sin saber de qué se trataba. Pero este epíteto componía invariablemente el exordio y la peroración de todos sus discursos.

Primero, me dijo deseaba dar un rato de conversar conmigo; después, y antes de darme nada, abrevió varias veces los nombres de la Sacra Familia, lanzando, como por vía de exordio, dos ó tres «Osus-María-seffhasta que por último, entró en materia, y en materia muy de mi agrado, pues se trataba nada menos que de la proyectada comedia.

Después de una introducción ó exordio elogiando el tino y la prudencia con que había resuelto el capítulo cuestiones delicadas, celebró que todos los ánimos estuviesen unidos para cuanto fuese provechoso espiritual ó temporalmente á la orden, comparándola á una gran madre cuyo mejor adorno y corona son los buenos y virtuosos hijos.

Rafael comenzó por un elogio a la historia intachable, a la consecuencia política, a la sabiduría de aquel venerable septuagenario que todavía tenía fuerzas para batallar por los ideales de su juventud. Era de rúbrica un exordio como este; así lo hacía el jefe. Y al hablar, su vista se fijaba angustiosamente en el reloj. Quería ser largo, muy largo.

Y a continuación de este exordio empezó su discurso por el final, mencionando la conversación de la noche anterior con «la buena señorita», de litera a litera, después de haber rezado el rosario.

Mientras la joven se echaba a correr para alcanzar a su tío, la condesa se dirigió a la cubierta de cristales seguida por el diplomático, que iba mascullando su exordio. ¿Tienes que hablarme, Raúl? dijo la condesa. ¿Qué quieres? Yo también tengo que decirte algo.

En esto, viendo que se atascaba en el exordio, me digné dar una media vuelta hacia el orador para alentarle. Frunció las cejas y exclamó con ansia: Tengo ganas de levantarme la tapa de los sesos. ¡Muy buena idea! repúsele yo con tono seco, iré a vuestro entierro. Esta repuesta le causó tanta sorpresa, que dejó caer los brazos y me miró con fijeza.

Era un patrón de barca: no se había equivocado Ferragut. Hablaba lentamente, como si le preocupase la revelación final, á la que servía de exordio todo lo que estaba diciendo. Los tiempos no son malos. Se gana dinero en el mar: más que nunca. Yo soy de Valencia. Hemos venido tres barcas de allá con vino y arroz.

Después de este exordio tan lisonjeramente acogido, manifestó el orador que lo que urgía en aquel momento era «levantar el nivel intelectual de Sarrió». Después añadió que su propósito al convocar este meeting no había sido otro que levantar este nivel. Navarro arroja su sombrero de copa a la escena. Algunos otros espectadores siguen el ejemplo.

Y tenía razón, porque en vano adornó don Modesto su mensaje con un exordio modificador; en vano lo comentó con notas explicativas; en vano lo exornó con verbosas paráfrasis. No por esto dejó de ofender mucho a Rosita, la cual exclamó en tono sentencioso: Quien recibe dones del cielo y no los emplea en su servicio, merece perderlos.