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Don Bernardo de Beamonte, que así se llamaba el caballero, era, como buen navarro, testarudo, y la negativa de sus pretensiones amorosas le empeñó más y más en ellas, dándose el caso de que la posadera, para evitar encuentros y asechanzas, adoptase, como prudente medida, la de irse por algunos días á vivir con ciertos lejanos parientes.

En vista de esto resolvió Salvador esperar allí el triste desenlace, aunque tardara algún tiempo; pero no quiso Dios que el martirio del uno y la dolorosa expectación del otro se prolongasen mucho, porque a la tarde siguiente Navarro fue acometido de un accidente convulsivo, después del cual quedó sin conocimiento.

Sobre estos dos polos se mueve el mundo inmenso de las almas. Todo el saber moral se condensa en estas dos ideas que establecen el parentesco del hombre con Dios.... Navarro quiso hablar. No, no admito réplica sobre esto.

Entre los emigrados sanjuaninos que se dirigían a Coquimbo, iba un mayor del ejército del general Paz, dotado de esos caracteres originales que desenvuelve la vida argentina. El mayor Navarro, de una familia distinguida de San Juan, de formas diminutas y de cuerpo flexible y endeble, era célebre en el ejército por su temerario arrojo.

El atroz Navarro, luego que se vio fuera de la cárcel no quiso averiguar el poder que le había salvado. Su orgullo le inclinaba a no atribuir su salvación a ninguna persona que le tuviera afecto. «A nadie me quiere, decía, nada tengo que agradecer a ningún hombre.

Para conseguirlo comisionó el príncipe al capitán Hugo Calverley, quien al frente de su compañía entró rápidamente en Navarra y pegó fuego á Puente la Reina y Miranda. Aquel reto bastó para que el rey Carlos desistiese de toda oposición al paso del fuerte ejército invasor por territorio navarro.

Si pudiera olvidar... murmuró Navarro, embelesado siempre en la contemplación de la llama . Si pudiera borrar todo lo que no fuera presente.... ¡Qué tranquilo viviría!... Porque el presente me agrada, y esta serenidad que ahora disfruto es un bien muy precioso. Fáltame saber si lo debo a la casualidad, a la Providencia o a ti.

Choza o palacio dijo el enfermo en tono solemne y sentencioso son iguales para . Es que estás muy enfermo. No importa. Y estarás peor cada día. No importa. Y en este sitio no podrás restablecerte. Te digo que no importa gritó Navarro exaltándose . Harías bien en dejarme solo. Salvador pensó que no había más remedio que recurrir a la fuerza.

Amantes del trabajo y muy hábiles en todas las manipulaciones, el vascongado y el navarro cambian con la mayor felicidad la azada y el martillo por el fusil, si ven sus libertades ó franquicias seriamente amenazadas. Allí nadie se preocupa preferentemente con la situacion política de la nacion: la cuestion principal es la libertad personal, en armonia con el interes del distrito.

Esta noche duerme en casa del señor cura un desgraciado loco que va de paso. ¿Para donde?... ¿Y cuál es su manía? La más extraña y disparatada que puedes imaginar. Ha dado en creer y sostener que es Rey de España. ¿Y quién lo conduce? Otros tan locos como él. Eso no puede ser dijo Navarro prontamente , porque los locos no conducen a los locos.... Alguien habrá entre ellos que tenga razón.