United States or Russia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ahí tienes lo que nos traes con tu charla dijo la madre. El hombre que había hablado entró en la habitación. Tenemos un huésped, Juan dijo la posadera al recién llegado, que inmediatamente se quitó la gorra. Pero al verme retrocedió un paso, como ante una aparición. ¿Qué tienes, Juan? preguntó la mayor de las jóvenes. Este señor es un viajero, que viene a ver la coronación.

Después de un rato, el seminarista, a medio vestir, salió a la puerta, a fin de despedir airadamente a la criada. Patón lo trincó, le tapó la boca, y, en vilo, lo bajó y lo metió en el coche. Novillo pagó la cuenta a la posadera; y no hubo más. Arriba esperaba Angustias. Apolonio no quería pensar en ella. Novillo, con su resfriado, no podía pensar en ella.

Don Bernardo de Beamonte, que así se llamaba el caballero, era, como buen navarro, testarudo, y la negativa de sus pretensiones amorosas le empeñó más y más en ellas, dándose el caso de que la posadera, para evitar encuentros y asechanzas, adoptase, como prudente medida, la de irse por algunos días á vivir con ciertos lejanos parientes.

Vamos, un guisado de liebre dice la posadera a su 55 marido. Pero, hija responde éste en voz baja ya sabes que no tenemos. ¿Y qué? replicó la mujer ingenuamente Dale conejo... Como es inglés, no entenderá bien nuestra 60 lengua. Un recluta escribía a su padre una carta bastante breve y concluyó así: No escribo más porque tengo tanto frío en los pies que no puedo tener la pluma. 65

Lo que no dicen las Memorias es si el rostro de la mujer quedó muy desfigurado con las cicatrices de las heridas que le causó su acalorado pretendiente, á quien tan caro costó el prendarse de posadera honesta.

Allí quedó oculto el navarro por unos días, sin que la justicia supiera su paradero, ni tampoco lo conociese el marido de la posadera, que tenía gran empeño en dar con el que tanto propósito había demostrado en deshonrarle.

El Estudiante se puso las enaguas de la posadera y se ató un pañuelo en la cabeza, Bautista se caló un sombrero de copa que alguno encontró, no se sabe dónde, y cantaron ambos el dúo ingenuo de Vilinch, y la algazara fué tan grande que los cantores tuvieron que enmudecer porque el Cura gritó desde arriba que no le dejaban dormir en paz.

Mas héte aquí que el Sábado Santo, al pasar el enamorado por las gradas de la Catedral, vió salir de la Basílica á la hermosa posadera, que acababa de oir la misa mayor, y lo mismo fué verla se dirigió como un rayo á la mujer, que, asustada de la actitud de don Bernardo, volvió á entrar en la iglesia, temiendo algún desastre.

Martín se metió la carta en el bolsillo, y viendo que la posadera no se marchaba de su cuarto, le preguntó: ¿Quería usted algo? ; nos han traído dos militares heridos y quisiéramos el cuarto de usted para uno de ellos. Si usted no tuviera inconveniente, le trasladaríamos abajo. Bueno, no tengo inconveniente. Bajó a un cuarto del piso principal, que era una sala muy grande con dos alcobas.

La posadera les dijo que hacía mucho tiempo que yo no vivía en Lúzaro, sino en Izarte, y al saberlo se informaron de la distancia a que se hallaba nuestra aldea del pueblo. A la mañana siguiente, el cartero, al traer el periódico, me dio estos datos, y me dijo que aquellos hombres me buscaban. Les esperé, un tanto intrigado, y poco antes del mediodía les vi acercarse a mi casa.