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El paisaje en que toda esta gente vive y se mueve, es el paisaje montañés de siempre.

En cambio, el público le asusta; jamás está contento de mismo; á veces, la objeción más leve de un actor inteligente, le mueve á descomponer toda una escena.

Deseaba la muerte, y no podía morir hasta cumplir con vosotras un deber que me ha impuesto el rey de los genios. Yo soy el único sabio que habla aún y entiende la lengua riquísima que se hablaba en Babel antes de la confusión. Cada palabra de esta lengua es un conjuro eficaz que fuerza y mueve a las potestades infernales a servir a quien le pronuncia.

El contingente de estudiantes que allí se ven, diferentes de los de otros paises, en trajes, en costumbres, en todo, anima la ciudad, suministra asuntos á periodistas y escritores, da una cifra respetable por año á la estadística del consumo de cerveza y tabaco, asusta á mas de cuatro maridos, se bate en desafíos, discute, se mueve, bulle, hormiguea .

Supongamos ahora, que Ariston es curioso en las cosas naturales, y luego su curiosidad le mueve á saber qué arbol es el que tiene por grande.

Sentimos lo mismo que en presencia de un muro detrás del cual se mueve una muchedumbre invisible. Los dos amigos volvieron la cabeza al notar que Conchita se apoyaba en la baranda junto a ellos. Habíase despedido repetidas veces de doña Zobeida, pero ésta iba luego en su busca para hacerle nuevas recomendaciones. La buena señora pensaba salir aquella noche para su amada Salta.

¡Estos de Vd. que son sofismas! interrumpió Pepita . ¿Cómo negar a Vd. que lo que usted se pinta en la imaginación es más hermoso que lo que existe realmente; pero cómo negar tampoco que lo real tiene más eficacia seductora que lo imaginado y soñado? Lo vago y aéreo de un fantasma, por bello que sea, no compite con lo que mueve materialmente los sentidos.

En donde todo es mágia, no tiene oficio el mago. Por esto tal vez me siento como despegado de esta preciosísima ciudad, de este preciosísimo dige. Ando por deseo y por necesidad de saber; no por la esperanza poética de sentir. Se mueve mi cabeza, están parados mi fantasía y mi corazon.

Cierto es que, en estas comedias, llega á veces hasta lo monstruoso la inclinación del poeta á lo excéntrico y á lo extraordinario, y que no carece su lenguaje de ciertas manchas; pero sería preciso, por detenerse en estas nimiedades, hacer caso omiso de la admiración que mueve el poder del genio, prefiriendo fijar la atención en esos defectos aislados, y no en las bellezas de primer orden de su conjunto.

La triste figura que el pobre mozo hace siempre en mi presencia basta para dar a comprender a cualquiera que si tiene trazas de comprometer a alguien, es solamente a mismo. Estoy segura de que lucha con su pasión de un modo desesperado. »No me es molesto, aunque él lo está muchas veces, y hay momentos en que me mueve a lástima. »¡Pobre muchacho!