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Mac-Kinley á los telegramas del General Otis, transcribiendo nuestros deseos con recomendaciones favorables segun se dijo, por los comisionados americanos.

El secretario del jefe político, informado por la policía, le dijo que el preso era un agitador, pagado por los amigos de la reacción; pero Claudio lo disculpó cuanto pudo, diciendo que era un joven sin experiencia ni juicio; y al fin, después de muchos empeños y recomendaciones, se dió la orden para ponerle en libertad. Bozmediano se dirigió á la Cárcel de Villa.

Pero Moratin habla como poeta, y no piensa que pueda haber una sociedad que busque, en las pocas memorias coevas, tradiciones ciertas de su infancia: porque en este caso los defectos que ridiculiza le hubieran parecido otras tantas recomendaciones. Si algo falta al autor de la Argentina es la nimiedad escrupulosa, que tanto desagrada al Terencio español.

Cuando Aresti salió de la barraca, después de hacer varias recomendaciones á la vieja, vió que le aguardaba en medio del camino un contratista de los más amigos. Iba vestido de flamante pana; sobre el chaleco brillábale una gruesa cadena de oro y calzaba altas polainas fabricadas con la tela impermeable que servía de forro á las cajas de dinamita.

Maltrana, al venir en el carruaje, estremecíase pensando en el horror de la despedida, llantos, gritos, abrazos, y tal vez un nuevo ataque de la enferma. No fue así; no hubo nada de esto. Sólo un silencio, una sencillez en la separación, más desgarradora que los extremos ruidosos del dolor. El médico habló de las recomendaciones que había hecho a su compañero de la clínica de partos.

Contesté al almirante que tendría presente todas sus recomendaciones de reserva, y que en cuanto á los abusos de los soldados, ya se habían dado las órdenes convenientes sobre el particular, haciendo al almirante igual advertencia con respecto á nuestros soldados. LA COMISIÓN ESPA

Azorín ha visto que la monja gruesa le enseñaba el papel a la morena y que ésta sonreía con una sonrisa suave, con una sonrisa divina, enseñando sus blancos dientes, poniendo en éxtasis los ojos. ¿De qué sonreía esta monja? Han subido al tren las dos jóvenes y se han quedado en tierra las dos viejas. La locomotora silba. Unas y otras se han despedido y se hacían recomendaciones mutuas.

Siempre estaba escudriñándolo todo; su padre, por esta tendencia a registrar, le llamaba el carabinero. Los domingos mi madre comenzó a dejarme andar con los camaradas, después de hacerme una serie de advertencias y recomendaciones. Ya, teniendo tiempo por delante, no nos contentábamos con ir al arenal; subíamos al Izarra y después íbamos descendiendo a las rocas próximas.

Bajó y se puso en la calle, acordándose de una de las principales recomendaciones que le había hecho Feijoo: «No descomponerse nunca». Pues bien se había descompuesto aquel día... «Pero verdaderamente discurrió tratando de serenarse . Yo ¿qué le he hecho?, nada... Únicamente decirle quién soy, para que me conozca...». ¡Cosa extraña!, le entraron ganas de esperar para verla salir.

Pero el buen don Rosendo que juzgaba un importantísimo triunfo la venida de tal personaje a su morada, y contaba con ayuda de él exterminar a sus contrarios, tanto insistió, valiéndose de toda clase de recomendaciones para conseguirlo, que el Duque concluyó por aceptar el ofrecimiento.