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Y esta mujer, o si se quiere este hermosísimo aunque terrible fantasma de mi mente, se interponía entre ella y lo infinito en que su raíz estriba, y no me dejaba llegar hasta él, reteniéndome cautivo y arrancando a mi espíritu las alas con que anhelaba volar tan alto y el ímpetu vigoroso con que pensaba sumirse en el abismo del ser y hacerse superior a todo lo creado y contingente al penetrar en dicho abismo.

Si se entiende que la existencia es lo último en la línea de ente ó de acto, en tal sentido que puesta ella nada falte para que las cosas cuya es la existencia, sean realmente existentes, se afirma una verdad indudable, pero de ella no se infiere lo que se intentaba demostrar. La esencia no se distingue de la existencia; y por esto deja de ser finita la primera y contingente la segunda.

Cada villa, cada aldea preparó y facilitó su contingente sin tardanza, y en todo aquel otoño y parte del siguiente invierno se oyó de continuo por los caminos el toque de los clarines, el trotar de los caballos y el paso acompasado de los infantes, arqueros, ballesteros y hombres de armas, ya en compañías organizadas ya en grupos aislados, que de todas partes se dirigían á éste ó aquel castillo ó puerto.

El ejecutivo está á cargo de un Consejo de Estado, cuyos miembros, de igual duracion, son nombrados por el Gran Consejo. En Ginebra no hay tropa permanente ni jerarquías militares. Todos los ciudadanos de 20 á 50 años son miembros de la milicia del Estado, que presta su servicio cuando la autoridad la llama, y de cuyo seno sale un contingente anual para el modesto ejército federal.

Y el maestro dice: Azorín, todo es perecedero acá en la tierra, y la belleza es tan contingente y deleznable como todo... Cuando las generaciones nuevas tratan de destruir los nombres antiguos, «consagrados», se estremecen de horror los viejos. Y no hay nada definitivo: los viejos hicieron sus consagraciones: ¿qué razón hay para que las acepten los jóvenes?

De la idea del ser brota el principio de contradiccion con sus infinitas aplicaciones á toda clase de objetos; de ella dimanan tambien las de substancia y accidente, de causa y efecto, de necesario y contingente, y cuantas se encierran en la ciencia ontológica, que por esta razon se ha llamado ontología, ó ciencia del ente.

Lo individual no sirve para lo universal, ni lo contingente para lo necesario. La ciencia del individuo A, es cierto que no existiria si el individuo A no existiese; pero esta ciencia que necesita del yo individual, no es la ciencia propiamente dicha, sino el conjunto de actos individuales con que el individuo percibe la ciencia.

Suponiendo que tiene las ideas generales, como de ser y no ser, de substancia y accidente, de absoluto y condicional, de necesario y contingente etc., es claro que las podrá combinar de diferentes maneras, y llegar á los mismos resultados puramente ideales, á que llegamos nosotros.

Cuando afirmo en general: «todo ser contingente necesita una causaesta proposicion, aunque muy verdadera, nada me dice en el órden de los hechos, si prescindo absolutamente de que existen seres contingentes y causas de cualquiera especie. En tal supuesto la proposicion expresa una relacion de ideas, de hechos; el conocimiento que resulta es meramente ideal, positivo.

Y tales contrastes decía, no humillan nunca al que aporta a la sociedad el contingente de su inteligencia, su celo y su talento. No afectaba el desprecio del dinero del cual tenía gran necesidad. Sabíalo yo sin que él me lo dijese.