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No podía más: se apagaba su cólera, consumida por su propia vehemencia. Los sollozos cortaron sus palabras. Ya no vería en su marido al mismo hombre de antes: el cadáver del hijo se interponía entre los dos.

Hubiera destrozado a Federico Ruiz, cuya charla insustancial y mareante, como zumbido de abejón, se interponía entre ella y su marido.

No quisiste hacer caso de sus indicaciones y brusqueaste su resistencia. ¡Muy bien!... Te has portado como un caballero. Cuando estaba más ensimismado, formulando mentalmente estos reproches, oyó una voz de mujer junto a él y vio que un bulto se interponía entre sus ojos medio cerrados y las estrellas del cielo movible extendido sobre el borde de la baranda y el filo del techo.

Pero ¿este viejo teñido por qué se interponía entre él y Maud con su maldito bridge?... Creyó ver en él cierta expresión de petulancia, el orgullo de su amistad naciente con aquella señora que hasta entonces sólo se había fijado en Ojeda... No habría bridge: lo juraba Fernando en su interior.

Traía largo capote azul, y uno de aquellos antiguos y pesados sables, capaces de cercenar de un tajo la cabeza de cualquier enemigo. Al verle que se interponía en defensa del anciano, los otros se apartaron con cierto respeto, y ninguno se atrevió á insistir. "Vamos, señores, dejen ustedes en paz á ese pobre viejo, que no les hace ningún daño dijo el militar. Si es Coletilla, el mismo Coletilla.

Y esta mujer, o si se quiere este hermosísimo aunque terrible fantasma de mi mente, se interponía entre ella y lo infinito en que su raíz estriba, y no me dejaba llegar hasta él, reteniéndome cautivo y arrancando a mi espíritu las alas con que anhelaba volar tan alto y el ímpetu vigoroso con que pensaba sumirse en el abismo del ser y hacerse superior a todo lo creado y contingente al penetrar en dicho abismo.

Entre esta fachada del edificio y nosotros se interponía otro muro más bajo que la amparaba en toda su longitud, y por encima de este muro se veía un carro de bueyes arrimado al edificio y paralelo a él; en el carro había una carga de heno «verde», según mi modo de ver, y según el más autorizado de Neluco, de retoño «seco»; y sobre la carga, un hombre de alta estatura que lanzaba con impetuoso brío grandes «horconadas» de ella a un boquerón de la pared, donde las recogía otra persona y las conducía más adentro.

Pero la risa de Perla cuando se veía atrapada, bien que armoniosa y rebosando contento, solo daba por resultado aumentar las dudas de su madre. Herida en el corazón por esta especie de misterio indescifrable y desconcertador que con tanta frecuencia se interponía entre ella y su único tesoro, tan caramente adquirido, y que era todo su universo, Ester rompía á veces en amargo llanto.

Entonces, es mejor que se economice esa molestia, señor exclamó una voz de hombre vulgar y sin ninguna educación, que al oírla me sobresaltó y, al darme vuelta rápidamente, vi que la puerta se había abierto sin ruido, y en el dintel, contemplándonos con aparente satisfacción, estaba de pie el hombre que se interponía entre mi bien amado y yo: ¡el campesino rústico y brutal que la reclamaba con el derecho de darle el nombre sagrado de esposa!

Las amigas seguían envidiándole el «rey de las praderas» y encontraban muy interesante su matrimonio. ¿Era prudente, después de esto, abandonar á su buen mozo, para que lo agarrase otra mujer?... La vida en intimidad resultaba triste y penosa. El recuerdo de aquella noche se interponía entre los dos.