United States or Papua New Guinea ? Vote for the TOP Country of the Week !


En los tiempos modernos, M. Mignet condensa y acaba su juicio de esta guisa: «Antonio Pérez, sin llegar á la talla de los grandes Ministros de Felipe II; del imperioso Cardenal Espinosa, del diestro Ruy Gómez, del altanero Duque de Alba ó del discreto Granvela, poseyó un tiempo el favor del Rey, figurando como personaje el más influyente de la Monarquía española.

Y por una reacción generosa e inconsciente, se piensa en aquellos que viven en la eterna sombra, sin más poesía en el alma que la que allí se condensa en el sueño íntimo, sin esos momentos que serenan, sin esos cuadros que ensanchan la inteligencia, y al pasar fugitivos en su grandeza, ante el espíritu tendido y ávido, le comunican algo de su esencia.

Cada cuerpo está en continuo movimiento para obedecer a la ley que le obliga a buscar el puesto variable, que corresponde al grado de intensidad que adquiere o que pierde. La nube, conforme se condensa, baja, y cuando se liquida, cae; este mismo cuerpo, puesto al fuego, se dilata, y cuando se evapora y se gasifica, sube.

Sobre estos dos polos se mueve el mundo inmenso de las almas. Todo el saber moral se condensa en estas dos ideas que establecen el parentesco del hombre con Dios.... Navarro quiso hablar. No, no admito réplica sobre esto.

Las descripciones leídas de otras desgracias; la muerte imprevista; el mundo que desaparece; la familia; los amigos; el natural arrepentimiento del viaje; las personas que nos esperan; la fiesta frustrada; el instinto que clama por la conservación; el alma que condensa todo su poder, todas sus facultades para el instante supremo, y que, despidiéndose de misma, se dice: «aquí era la muerte.....»; todo esto y mil nimiedades que no cómo caben en aquella situación extrema, mil ideas frívolas, unidas á otras muy solemnes y graves, la muleta, la mano cortada, lo que será uno sin dientes, la cuestión de la inmortalidad del alma, lo que dirá fulana cuando sepa lo sucedido, cómo llegará la noticia al hogar paterno, y un punto de conformidad cristiana, y una mirada al cielo, y la tranquilidad más estoica, y el miedo más miserable: todo eso y mucho más, resumido en una idea multiforme, súbita, luminosa, intuitiva, llenaron aquellos cuatro segundos, abreviatura y término de la existencia.

Tenía las facciones bien dispuestas, pero encapotadas por unas nubes de melancolía y padecimiento, no del padecimiento físico que destruye el organismo, pega la piel a los huesos, amojama las carnes y empaña o vidria el globo ocular, sino del padecimiento moral, o mejor dicho, intelectual, que sólo hunde algo la ojera, labra la frente, empalidece las sienes y condensa la mirada, comunicando a la vez descuido y abandono a los movimientos del cuerpo.

Condensa en 24 páginas un capítulo que modestamente Titula: «La Inteligencia», y en el cual, protestando que no es tal su intención, el autor trata de perfilar a los primeros literatos colombianos contemporáneos, en párrafos de redacción suelta, a la diable, para usar su propia expresión.

La triste bestiezuela condensa su piel tanto como puede, dulcifica las asperezas y da suavidad al camino que recorre. No importa. Es preciso que experimente uno tras otro todos los obstáculos, los choques, las puntas aceradas de los guijarros; convengo en que esté endurecida, resignada, mas, con todo, á su contacto, se retuerce, se contrae, dando señales de una gran sensibilidad.

Hecha mi oferta, me dijo Tintay que aquella noche me esperaba, pues se iba á conversar de la funcia. Más exacto que un cronómetro, me presenté en la casa de Tintay, quien tanto ella como su marido me recibieron con grandes muestras de contento. Después del consabido siente V. primero, frase en que el indio condensa y sintetiza todas nuestras salutaciones, me hice cargo de cuanto me rodeaba.

Ora volvía los ojos a los cristales de mi balcón: veíalos empañados y como llorosos por dentro; los vapores condensados se deslizaban a manera de lágrimas a lo largo del diáfano cristal. Así se empaña la vida, pensaba: así el frío exterior del mundo condensa las penas en el interior del hombre; así caen gota a gota las lágrimas sobre el corazón.