Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de junio de 2025


Su tía no le dejó pasar del exordio, negándose absolutamente a contratar ninguna clase de préstamo ni en las condiciones más usurarias.

¡Y bien!, continuó Clementina, ¿no responde usted? ¿Qué le sucede? ¡Parece usted estupefacto! Mauricio lo estaba, en efecto. El exordio lleno de precauciones de Clementina le había hecho inundarse en sudor frío, porque había previsto complicaciones horribles. Pero la exposición de aquellas pretensiones, después de un miedo tal, le parecía de una moderación absoluta.

Y entonces don Álvaro, gozoso, entusiasmado, quiso deslumbrar a su auditorio con el contraste de aventuras románticas, en que él aparecía como un caballero de la Tabla Redonda. Y a todo esto don Pompeyo Guimarán olvidaba su exordio, interesado a su pesar en las aventuras eróticas del frívolo Presidente del Casino.

Ya pareció aquello dijo Salvador interrumpiendo con su risa el grave exordio de su amigo . En eso habíamos de parar. Cállate, no juzgues lo que no conoces todavía.... Una sociedad secreta que se llamará La Isabelina o de los Isabelinos.

Quede y valga, pues, como principio de esta meditación mía sobre el progreso, la cual meditación no puede ya ser corta, a no incurrir en la monstruosa desproporción de un exordio mayor que el discurso a que precede.

La señora de Rumblar, después de ordenar a Presentación que se alejase, me recibió con un exordio severísimo, y luego añadió: No debía ocuparme de nada que se refiera a aquella casa donde ayer por mi desgracia estuve; pero la cortesía me obliga a oírle a usted, nada más que a oírle por breve tiempo. Señora dije yo me marcharé pronto. Recuerdo que usted me rogó que no volviese más a su casa.

Le supliqué que abreviase, pero tuve que sufrir un exordio, preparado de antemano, sobre los penosos deberes de la amistad y sobre el esfuerzo que le imponía su vivo interés por ... Por fin habló. Trátase, en efecto, de Lautrec y ha sido la de Jansien la que ha puesto en circulación el rumor. Bromeó sobre eso con Kisseler, el cual fue, muy indignado según parece, a contárselo a la Marquesa.

Acomodóse en un sillón, y mientras la tía Eugenia hacía crujir la pluma con su mano seca y nerviosa, empezó a coordinar el exordio del discurso que pensaba dirigirla. Aquélla dió a los pocos minutos un gran plumazo estridente que debió corresponder a su rúbrica, y arrancándose vivamente las gafas, dijo: Ya soy tuya, Pepe.

El 26 fue cuando la de Tellería, no pudiendo ya contener la ola de tristeza que se desbordaba en su afligido pecho, la vertió sobre el de su buena amiga, previo este exordio patético que nos ha conservado la historia: «También le mandaré a usted el vestido de muselina con visos violeta... y todos mis encajes de Valenciennes, punto de Alenzon y guipure. ¿Para qué quiero nada ya?

Los ademanes muelles y la languidez melancólica con que este exordio fue acompañado, persuadieron al viejo duque, mucho más que las palabras, y casi no dudó de que había insultado a su bienhechora. Yo comprendo continuó , que usted no puede tener mucha estimación por . Usted me compadecería, no obstante, porque usted tiene un noble corazón, si conociese la historia de mi vida.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando