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Adelaida cantó al arpa el aria de Desdémona, assisa al pie d'un salice, con un gusto y afinación que encantaron al rey Buby. No era Adelaida bonita, pero tenía modales muy distinguidos, y hacía oscilar su rabo con cierta melancólica coquetería, que revelaba, sin duda, alguna pena secreta.

Ardían en las arañas de cristal muchas docenas de bujías de esperma; allá, al extremo del salón, sobre una plataforma improvisada, la respetable orquesta de los músicos sedentarios, de los profesores indígenas, inauguraba la fiesta con una sinfonía de su vetusto repertorio: allí estaba el trompa, refractario al italiano y a la afinación; allí el espiritual violinista Secades, que había soñado con ser un segundo Paganini, que había pasado noches y noches, días y días, buscando en las cuerdas, acariciadas por el arco, ora lamentos de amor sublime, ora imitaciones exactas de los ruidos naturales; v. gr.: los rebuznos de un jumento. ¡Sarcasmo de la suerte!

Poco después aquella sociedad bulliciosa volvía con ansia a los recreos inocentes. No faltaron los brindis ni las improvisaciones poéticas, ni el joven que canta a la guitarra con poca afinación y mucha gracia unas coplitas picantes, ni la niña de seis u ocho años que en esta clase de solemnidades recita siempre, comiéndose la mitad de las sílabas, un monólogo de comedia.

Para Abde-r-rahman II tenia reservada el cielo la triste gloria de inaugurar en la España árabe la tiranía en nombre de la religiosa, y de establecer por medio de la fuerza la unidad islamita en sus dominios, lanzando en un dia de enojo á los cuatro ángulos de la escarnecida Iberia, en plena paz, aquella terrible intimacion que los sanguinarios Abu-Obei-dah y Khaled habian dirigido á los malhadados habitantes de Bosra: «¡Haceos Musulmanes, ó tended la cerviz bajo la cimitarraEs muy de notar, en efecto, que empiecen la persecucion de la intolerancia bajo el imperio de la justicia, los escesos de la inhumanidad con la afinacion de las costumbres, y que vayan desarrollándose paralelamente la prosperidad del Estado y el envilecimiento del individuo. ¡Ah! ¡por qué la crueldad y la sensualidad han de reemplazar tan facilmente con hipócrita disfraz á los dos ángeles tutelares de los tronos, la Justicia y el Amor! ¡por qué esos dos maléficos instintos han de ser los compañeros inseparables de la mundana felicidad y como las cariátides del lecho en que duerme la civilizacion prevaricadora y descuidada! ¿Qué ley fatal determina esa chocante contradiccion que hace al hombre rústico é incivil capaz de altos y nobles afectos, y al hombre culto insensible y desnaturalizado?

Cierto que, como acabamos de indicar, hay entre ellas muchas voces gratas y extensas; pero el oído y sobre todo el gusto no corresponden a la voz. Repicotean de tal modo lo que cantan que no lo conoce nadie, ni el mismo autor que lo creó. En verdad que las peñascas abusan de las fermatas y fiorituras que las muchachas de Sarrió, sin tener tan buena voz, cantan con mejor gusto y afinación.

Si la raza felina no te ha hecho apurar la copa del desengaño, te proporcionaré cuando quieras un variado concierto: aún mayo con bastante afinaciónJulia le contestaba: «Si piensas que se me ha quitado la manía de despeinarte, te equivocas.

Nunca se realizó con más lucimiento la novena de San José, que todas rezaron mientras trabajaban, volviéndose de cara al altar para decir los actos de fe y la letanía, y berreando el último día los gozos con mucha unción, aunque sin afinación bastante.

La música misma la entiende o la desentiende cada uno proporcionalmente a la afinación o a la desafinación de su oído, y cae de su peso que nadie puede comprender y sentir sino lo que esté a su alcance intelectual y moral; los fundadores de religiones no han sido espíritus comunes, sino excepcionalmente superiores, y por ende casi siempre incomprendidos por sus coetáneos, hasta perseguirlos y matarlos.

Era también hombre de refranes, y cuando estaba borracho cantaba muy mal, sin afinación alguna, pero dando a las palabras mucha malicia. Las dos canciones favoritas suyas eran dos híbridas de vascuence y castellano; traducidas literalmente no querían decir gran cosa, pero en sus labios significaban todo. Una, probablemente de su invención, era así: Ba dala sargentua Ba dala quefia.