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traes, sacerdote ungido por la Fama, el copón milagroso que guarda sacra llama a este florón de Iberia del oriental vergel. Comulgue nuestra alma, hincada la rodilla, ante el altar del Arte, la hostia de Castilla, jurando amor a España, ser a ella siempre fiel. Somos floridas ramas del roble milenario: conserve nuestra raza el poder legendario, que trasmitióle España, de su progenie audaz.

Ha navegado hasta la vieja Europa Enarbolando el argentino sol, Y en su crucero, al pabellon de Iberia Con sus rayos ardientes eclipsó: Y al divisarse sus velas De Cádiz en la ciudad, Decían los gaditanos: «Allí viene la «Libertad!» Y flotaba el pendon Americano Desafiando las balas del tirano.

De Radamisto hijo de Tarasmanes rey de Iberia nos cuenta Tacito un suceso semejante, cuando huyendo con su mujer Cenobia en sendos caballos junto al rio Arajes, viéndola rendida por estar preñada, y temiendo que no llegase á manos de su enemigo ofendido, prenda en quien pudiese con grande mengua y afrenta suya vengarse, le dió cinco heridas, y la echó en el rio: pero Cenobia tuvo diferente fin que la mujer del Masageta, porque unos villanos la sacaron del rio, la curaron, y entregaron al rey Tiridates enemigo de Radamisto.

Las 25 coronas de los reyes de Iberia son las que dicen los historiadores árabes que encontró Tarik en el alcázar de Rodrigo, guarnecidas de jacintos y otras piedras preciosas, y pertenecientes á los 25 reyes godos que habia tenido España hasta el tiempo de la conquista.

Yo admiro el alto vuelo de tu ideal conquista que, alzándose del lodo de la mortal miseria, abarca el mundo hispano con ojo imperialista, y aspira, por la magia del sabio y del artista, a establecer las bases de una mayor Iberia. España: nos desune del piélago la anchura; también la propia sangre de nos diferencia.

Los revolucionarios habían dicho su Última palabra en La Iberia de aquellos días, y el Gobierno había lanzado su último reto. El Ejército simpatizaba con la revolución, y hasta se decía que la Marina... «¡Por Dios, señor de Pez, no hable usted barbaridad semejanteexclamaba Thiers llevándose ambas manos a la cabeza y olvidándose de retirarlas durante un rato.

De aquella que con brazos vigorosos Derribó los guerreros orgullosos Del Brasil, de la Iberia y Albión; La que abatió la cima de los Andes, Y dió á la historia de los hombres grandes Páginas inmortales de esplendor?

No en vano con tus naves cargadas de nobleza, del todo lo sublime que Iberia pudo dar, venciste los embates del mar y su fiereza, trayendo con tu espada la cruz y la verdad. Tu gloria es como el astro que intenso resplandece; mirar tal vez no quieran su bello fulgurar, pero su clara lumbre ni muere ni decrece, y en los espacios célicos luciendo siempre está.

Noviembre, 1921. Vedla, llena de gloria, ondear pacífica Sin los arrestos bélicos de ayer, Es la bandera bicolor, magnífica, Que arrastró un día el triunfo por doquier. Es la de España, la nación prolífica Que a pueblos dió la libertad y el ser; La gualda y roja, a cuya luz mirífica Pudo Iberia la gloria retener...

Viólas Apolo y dixo, quando viólas: Dios perdone á su autor, y á me guarde De algunas Rimas sueltas españolas. Llegó EL PASTOR DE IBERIA, aunque algo tarde, Y derribó catorce de los nuestros, Haciendo de su ingenio y fuerza alarde.