United States or Georgia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vuelvo, pues, a mi tema. Toda virtud mundana será egoísmo; pero lo es más la caridad, ya que se funda en firme creencia y en esperanza clara y evidente de que será recompensada.

La cara de la parroquiana de la cazuela se alumbra con el espectáculo que presenta un palco con una mujer lujosa y mundana la cazuelera comunica su impresión inmediatamente a su vecina; ésta le hace un gesto correspondiente al asunto de que se trata, en seguida se hablan, cuchichean, ríen, se ponen graves, miran de nuevo al objeto del comentario y la escena se prolonga hasta que se levanta el telón.

En esto se oyó la voz de Carmen llamándola; sus gritos bajaban atravesando el vestíbulo y llenando toda la casa con la contagiosa alegría mundana que había traído José Luis. Subamos, lo conocerás, es un muchacho muy bien. , eso, un muchacho muy bien. Entretiene, divierte, es oportuno y muy agradable.

Yo le creo nacido del consorcio de tu vanidad mundana con cierto prurito que proviene sin duda de que al Padre Ambrosio se le fue la mano cuando compuso la poción preparatoria que te propinó antes de remozarte, vertiendo en ella en demasía cierto ingrediente: el zumo de las mandrágoras con que Lía apartaba a Jacob de Raquel y le atraía a su regazo.

Su palidez morena había adquirido un tono bronceado. Llevaba la barba crecida, una barba negra y rizosa. Don Marcelo se acordó de su suegro. El centauro Madariaga se reconocería indudablemente en este guerrero endurecido por la vida al aire libre. Lamentó en el primer momento su aspecto sucio y fatigado; luego volvió á encontrarle más hermoso, más interesante que en sus épocas de gloria mundana.

Para Gabriel, no era esto un descubrimiento. Desde pequeño conocía aquella imagen de mujer hermosa y sensual, con sonrisa mundana, el cuerpo inclinado, la cadera saliente, y en los ojos una expresión de alegría retozona, como si fuese a bailar. El niño, en sus brazos, también reía, y echaba mano al rebocillo de la hermosa como si quisiera descubrirla el pecho.

Era la vez primera desde mi cambio de condición que me hallaba mezclado en una reunión mundana. Habituado en otro tiempo á las pequeñas distinciones que la etiqueta de los salones acuerda en general al nacimiento y á la fortuna, no recibí sin amargura los primeros testimonios de la negligencia y el desdén á que inevitablemente me condenaba mi nueva situación.

Y sucedió lo que yo estaba temiendo rato hacía, por lo que había ido observando alrededor de la lumbre y en los trajines de la repolluda cocinera; que la cena dispuesta en honor mío era para servir de espanto más que de tentación y de consuelo a un comensal de mis tragaderas, hecho y avezado a las sabrosas parvidades de la cocina mundana.

Y yo sabía que «estar sola» quería decir entonces que se quitara de allí Guzmán; y sabía lo que dolía eso, porque lo había padecido yo pocas horas antes; y por saberlo, me complacía, me gozaba en las torturas de él; porque yo no podía dudar, ni toda su fortaleza alcanzaba a disimularlo, que las repugnancias de Luz le estaban hiriendo en lo más vivo, en lo único sensible que le quedaba bajo su corteza mundana y empedernida.

El poeta, pues, tiene en su mano los diversos hilos de este enredo: la rivalidad del Conde, del Duque y de César; el interés del último en no ser conocido del Conde, que lo cree muerto; después, la inclinación de Margarita á César, en lucha con su amistad á Serafina, etc.; pero estos diversos resortes no sirven, como sucede con frecuencia en las comedias de capa y espada, sólo para urdir una fábula divertida é interesante, sino para distinguir los caracteres y pasiones, en sus diversas fases, y ofrecernos un cuadro, en el cual se confunden, con las tintas más tenues, el amor y los celos, la tristeza y la risa, las ilusiones y la prudencia mundana; brillando, además, sobre todo este conjunto, el mágico resplandor de la poesía romántica más pura.