United States or Mozambique ? Vote for the TOP Country of the Week !


Déjese usted de sabidurías. Coser, planchar y espumar el puchero. No espumaré yo el tuyo, paleto. ¡Marquesa de pañuelo de hierbas! Sacamuelas». Los dos se echaron a reír. «No te quiero murmuró Isidora. Pues me echo a llorar. No te quiero ni pizca, ni esto. Pues yo te adoro. Mientras más me desdeñas, más me gustas.

Lo hacía todo; primero los menesteres vulgares de la casa, teniendo las vasijas de la espetera como si fueran de oro, y los muebles como si fuesen nuevos; luego ayudar a Casilda en la costura; lavar y planchar lo que traía cada semana de la iglesia; y por último, para captarse sus simpatías y las de su marido, se encargó del niño.

El de los primeros, compuesto de pantalón, chaleco y chaqueta de paño azul muy obscuro, corbata de seda negra, anudada sobre el pecho y medio oculta bajo el ancho cuello abierto de una camisa de lienzo sin planchar, y boina también de paño azul obscuro, con larga borla de cordoncillo de seda negra.

Se mostró impaciente, huraño, imperioso; armaba con la criada cada pelotera que la vajilla retemblaba con los apóstrofes; todo porque le había servido el almuerzo diez minutos más tarde de lo que le había ordenado, o no había podido llevarle el sombrero a planchar.

Sus músculos eran de acero, y su sangre fogosa se avenía mal con la quietud. Como pudiera, más se cuidaba de prolongar los trabajos que de abreviarlos. Planchar y lavar le agradaba en extremo, y entregábase a estas faenas con delicia y ardor, desarrollando sin cansarse la fuerza de sus puños.

Y bien, se irían al campo y trabajarían y ahorrarían; al padre no le tomaría de sorpresa esto, porque se había formado en el trabajo, y luchado desde joven por el bienestar de la familia; era duro empezar de nuevo, pero ahora no estaba solo, sus hijos le ayudarían: estaba Jacinto, joven y robusto, estaba ella... ¿no sabía planchar, lavar, coser, bordar, guisar?

Se llama a la mujer del zapatero. ¿Hay un convite que necesita aumento de brazos en otra parte? ¿Hay que dar de prisa y corriendo ropa a lavar, a coser, a planchar, mil recados, en fin, extraordinarios? La mujer del zapatero, el zapatero.

En efecto; la capa del señorito de Santa Cruz tiene un siete tremendo, y debajo de ella asoma la americana con los ribetes deshilachados, corbata mugrienta, y el cuello de la camisa de dos semanas... Entonces ella se deja caer sobre él, y le dice con efusión cariñosa: «Alma mía, yo trabajaré para ti; yo tengo costumbre, no; planchar, repasar, servir... no tienes que trabajar... yo para ti... Con que me sirvas para ir a entregar, basta... no más.

Pero el otro me venía siguiendo. Y busqué en ustedes refugio, asilo, amparo. Cada día más atrevido. Es capaz de entrar en pos de . ¡Qué Anselmo, señor!... Pero a cada cual lo suyo; hay que reconocer que es guapo, simpático, buen mozo y elegante que no cabe más. Envía las camisas a planchar a Madrid. Ya me pasma que haya tardado tanto en pasar por la puerta. Me asomaré con disimulo a espiarle.

Para los domingos tenía un pantalón azul, más bien recortado que corto, unas botas usadas, de segunda mano, o mejor, de segundos pies, y una camisola que su madre cuidaba de planchar el sábado.