United States or French Guiana ? Vote for the TOP Country of the Week !


Las mugeres hilaban, tegian las vestimentas y las hamacas indispensables en un pais continuamente anegado, confeccionaban la vagilla de barro, y ayudaban á recoger las cosechas, ocupándose al mismo tiempo de las faenas domésticas.

Sólo está animado el muelle del Ródano. El barco de vapor que hace la travesía de Camargue calienta las calderas junto a los escalones, dispuesto a partir. Caseros con blusa roja, muchachas de La Roquette que van a ganar el jornal en las faenas agrícolas, suben a cubierta con nosotros, charlando y riéndose.

Ella gestionó la admisión del pequeño en el Hospicio, pensando que con esto su madre podría dedicarse con más desembarazo a las faenas. El muchacho, aunque feo, por su charla precoz gustaba mucho a aquella señora sin hijos. Más adelante ya vería de hacer algo por él.

El bueno de Julián, testigo de estas faenas, iba enterándose poco a poco de los para él arcanos misteriosos del aseo y tocado de una criatura, llegando a familiarizarse con los múltiples objetos que componen el complicado ajuar de los recienes: gorras, ombligueros, culeros, pañales, fajas, microscópicos zapatos de crochet, capillos y baberos.

Es necesario que en grandes cantidades llevemos allí nuestra sangre; pero no la sangre anémica que engendra la atmósfera impura de las grandes ciudades, sino la vigorosa que anima y energías á nuestros cultivadores para no desmayar en las rudas faenas con que fructifican sus campos, yermos ya de tanto producir.

Trabajaban con el gorro rojo calado sobre las orejas, y al menor alto en sus faenas se apresuraban á meter las manos en los bolsillos del capote.

Por otra parte, los cuidados y faenas que la labranza exige requieren tal número de brazos, que la ociosidad se hace imposible y los varones se ven forzados a permanecer en el recinto de la heredad. Todo lo contrario sucede en esta singular asociación.

En medio de la noche se levantarían para las faenas urgentes; aquellas llanuras serían un paraíso, y cada pobre tendría su casita, y los lagartos no irían arrastrando su lomo rugoso y polvoriento días y días sin tropezar con una vivienda humana. Rafael oponía reparos a los ensueños del viejo.

Millares de esclavos negros, empleados en las faenas del puerto y en otros trabajos, discurrían solícitos por donde quiera. Marineros, soldados y hombres y mujeres del pueblo, paseaban o formaban grupos para charlar y reír, tratar de amores o promover pendencias.

Tal era la servidumbre doméstica, por decirlo así. Pero ya se entiende que los jornaleros, el mulero, los caseros, los viñadores, los pisadores, los del molino y la demás gente que se empleaba en las faenas agrícolas, iban y venían y hacía estancia en la casa de campo, donde había anchura sobrada, y alambique, lagar, alfarje y prensas para la aceituna y la uva.