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Roland, en sus memorias. Cuando, nutrida de historia, hube encarado la extensión del mundo, la sucesión de los siglos, la marcha de los imperios, las virtudes públicas, los errores de tantas naciones, me parecía mezquina, ridícula, atroz, la idea de un creador que entrega a los tormentos eternos a esos innumerables individuos, débiles obras de sus manos, arrojados sobre la tierra en medio de tantos peligros y en la noche de una ignorancia de la que tanto han sufrido ya.

Y en el españolismo añadió el general en tono de ironía . Y la señorita ilustrada, nutrida de novelas y de poesías lloronas, se unió con aquel gran bribón, casado ya dos veces, como después lo supimos.

En invierno enciendo un hermosísimo fuego y me instalo cerca de la chimenea con un buen libro en la mano... Hay en Rosalinda una biblioteca muy bien nutrida y la cual yo aumento todavía procurando estar al corriente de cuanto se publica... Soy una endiablada lectora... Cuando tengo un libro interesante, y al alcance de la mano un buen puñado de almendras, me paso horas deliciosísimas junto al fuego.

Adelante! ¡Mueran los traidores", exclamó otra voz en el portal. En el mismo instante sonó un tiro y cayó un soldado. Hizo fuego sin reparo la tropa, y una descarga nutrida envió más de veinte proyectiles sobre la muchedumbre.

Y el invitado se confundía al verlo sobre la mesa, creyendo que esta ave, nutrida con alfalfa, era un corderillo asado. La abundancia que rodeaba al tal español le permitía ser tolerante con la miseria ajena y perdonar el robo. No podía transigir con Manos Duras y otros aficionados al cuatrerismo, porque se llevaban los animales enteros.

En los muros, entre viejas estampas, hay un cartel amarillento que dice en gruesas letras: Sumario de dos mil quinientos y ochenta días de indulgencia concedidos a los que devotamente pronuncien estas palabras: «Ave María Purísima»; y abajo, a dos columnas, una nutrida lista de obispos y arzobispos.

Estos pobres mozos de nuestra «haut» desconocen los deleites que procura una mente docta, nutrida de lectura selecta, un espíritu iniciado en las altas emociones del arte y de la poesía. Para sus ojos mentales el mundo está vacío; no hay en él más que unos cuantos caballos alígeros, un sastre y un poco de agua de lino para convertir su cabeza en un ciprés. No es suya toda la culpa.

Estuvimos en el café hasta las ocho, y despues nos fuimos á sentar en una espaciosa glorieta que hay en medio de aquel paseo animadísimo, arca de la fuente donde los niños echan barquichuelos, ocupacion que es de mi gusto. El viejo nos contó la siguiente historia, nutrida de detalles y pormenores que yo creo conveniente omitir, en gracia de la brevedad.

Ahí estaba, en la actitud de fiera que reposa, bien nutrida de vidas y de honras; los lamentos de las víctimas no se oían, pero quizá, aplicando el oído, se escuchara la voz doliente de los desgraciados, que la loca ambición sacrificara.

Allí, en los campos de Dos Ríos, campos ya para siempre memorables, se apagó aquel astro inmenso que parecía inmortal; allí cayó peleando por la independencia de su patria, arremetiendo contra los defensores de la tiranía, la cabeza imperial descubierta y nutrida de leyendas y de asombros, con el alma en el aire, el batallador infatigable que fue para los cubanos, con sus racimos de palabras y sus manantiales de ternuras, como otra isla sonora y espiritual.... Allí, a aquellos campos, en silencio, que recogieron su última mirada y su último suspiro y que supieron también del primer grito de desolación y de angustia que arrancó a los suyos su caída; allí debieran ir en legiones los cubanos vivos, a purificarse y a lavarse de sus culpas y pecados.