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Más adelante expondremos nuestra opinión acerca del lazo, que unió al canto épico y á la poesía dramática incipiente.

Bien meditado todo, con la madurez y reflexion que pedian las circunstancias del caso, unió aquel Gefe su dictámen al de los demas, y se resolvió la retirada al Cuzco, que anunciada á las tropas la celebraron con muchas aclamaciones, y despues se supo que viendo se les dilataba esta órden, habian convenido desertarse aquella noche 30 soldados milicianos con 150 indios auxiliares.

Hasta que el matrimonio los unió con vínculo indisoluble, siempre se llamaron hermanos, y aun después de casados continuaron dándose a menudo este dulce nombre. »Te confieso, Ricardo, que el espectáculo de estos nobles y santos jóvenes me seduce hasta un grado indecible.

Enterada de los incidentes desagradables ocurridos en la familia Aubry, unió sus esfuerzos a los de la señora de Martholl, para que Huberto no cometiera la falta de entrar en una familia amenazada por la ruina.

Sin duda por caminar más cómoda y seguramente, se unió Velázquez a la comitiva y esto hizo decir al bueno de Palomino que «fue enviado por Su Majestad a Italia con embajada extraordinaria al Pontífice Inocencio X». Lo cierto es que el Rey, por orden de 25 de Noviembre de 1648, mandó que a «Diego Velázquez su Ayuda de Cámara que pasa con este viaje a Italia, a cosas de su Real servicio, se le diese el carruaje que le toca por su oficio, y una acémila más para llevar unas pinturas»: con lo cual, acompañado de su esclavo Juan de Pareja, salió de Madrid a 16 de Noviembre y llegó a Málaga donde la flota se hizo a la vela, jueves 21 de Enero de 1649.

Sin embargo, llegada la ocasion de obrar, la guarnicion del puerto, abandonando á sus jefes, se unió con los venezolanos. Pronto las fuerzas de Mariño, convenientemente distribuidas entre él, Bernardo Bermudez y José Francisco, derrotaron las tropas de Cervéris y ocuparon á Maturin, cuya guarnicion huyó tan luego como Bermudez se presentó en sus cercanias.

De pronto cayó en la arena, encogido como un gusano enorme de seda y oro. Cuatro mozos de la plaza tiraron torpemente de él hasta izarlo sobre sus hombros. El Nacional se unió al grupo, sosteniendo la cabeza del espada, pálida, amarillenta, con los ojos vidriosos al través de las pestañas cruzadas. El público tuvo un movimiento de sorpresa, cesando en sus aplausos.

Con estas maldiciones hípicas y un abrazo se despide mi amiga Luisita, que tiene fáciles las lágrimas y no menos fácil tiene la risa. Alguna vez os he hablado de mi excelente marido y de mi felicidad inalterable desde el día en que el amor nos unió con la bendición del altar y la sanción de la ley.

Al fin acabó por meter toda su cabeza en el tubo obscuro, sacándola poco después completamente desfigurada. Su rostro aparecía tiznado de negro y sus melenas sucias de hollín. El accidente hizo reir á los graves personajes de las tribunas, y el sexo débil de las galerías se unió á la hilaridad general.

I, a instancias del milagroso San Raimundo de Peñafort: así podemos decir que habiendo tenido en España su oriente llegó en ella a lograr de lleno el mediodía de su autoridad, y su gloria, desde que a ruegos de los Serenísimos Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel, El Sumo Pontífice Sixto IV el año 1483, unió en una cabeza suprema toda la autoridad, que estaba repartida en los Inquisidores particulares de estos Reinos: Formando de todos una como monarquía espiritual de la Fe, en un tribunal tan supremo, que es solo inferior al que de todo el Orbe Cristiano es soberana cabeza.