United States or Azerbaijan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Fortunata dijo: «¡Toma, indecente, púa, ladrona!». Bofetada más sonora y tremenda no se ha dado nunca.

La tapada apoyaba con indolencia su brazo, un brazo mórbido y magnífico, á juzgar por el tacto; su andar era reposado, grave, indolente; el movimiento de su cabeza lleno de gracia, de atractivo; su voz sonora, dulce, extremadamente simpática, y se exhalaba de ella una leve atmósfera perfumada.

De vuelta á su casa dormía, y durante el sueño continuaba resonando en su cerebro la misma voz que hacía estremecer miles de corazones; que llevaba el entusiasmo ó el espanto á ejércitos enteros de ciudadanos; y entonces se le figuraba que dentro de su ser había una misteriosa entidad sonora, un espíritu locuaz, que sostenía constantemente allá en su profundo núcleo la más brillante y enérgica peroración.

Nuestro deber y nuestro derecho se reducen a obtener y mantener el placer, que es la razón, el origen, el fin de la vida; mientras tu placer está en el mío, nos amamos; cuando ya no bastamos el uno para el otro, el amor termina. pronuncias otra sonora palabra: el Honor. ¿ Dónde lo sitúas? Mi honor consiste en decir lo que pienso, en poner de acuerdo mis acciones con mis ideas.

Volaba por un mundo fantástico, y volvería dentro de unos instantes, derramando sobre la mesa, como flores reales, todas las rosas quiméricas recogidas en su viaje. ¿Qué iba á decir?... Su palabra continuaba fluyendo, sonora, fácil, entusiástica. Y para terminar, señores, puedo citaros un ejemplo, que hará ver, mejor que todas mis palabras, lo que son los dos valores.

Entonces el enamorado Egas, con voz entonada y ronquilla, cantó de tal manera con ayuda de vecino: Cuando contemplo en tal hora el blanco envés de tu espalda, y que recoges tu falda para subir tan sonora; don Cupido, o don Demonio, entra a rebato en mi pecho, y grito, un sátiro hecho, yo requiero matrimonio. ....................

Una carcajada sonora animó con sus interminables ondas la tétrica obscuridad. ¡Si es Cupido! ¡el amigo Cupido!...le conozco en la voz. Tía, tía; no llores más, ni te asustes ni reces; aquí viene el dios del Amor en una barquilla de nácar a prestarnos auxilio. Rafael se sentía intimidado por aquella voz ligeramente burlona que parecía poblar la obscuridad de mariposas de brillantes colores.

No le pesó nada, en verdad: al contrario, se imponía extremada molestia para representar su papel de displicente. O Rosa se iba haciendo cada día más graciosa, o a él le iba haciendo cada día más gracia. No podía ver su figura, aunque fuese de espaldas, sin sentir extraordinario deleite; no podía escuchar su voz sonora y cristalina sin conmoverse.

Conozco la historia, aunque no la toda entera, porque algo me has ocultado siempre... y a me refirieron cosas que no si son ciertas o no... Dijéronme que de tus amores tuviste... Eso no es verdad. Y que lo echaste a la Inclusa... Eso no es verdad repitió Benina con acento firme y sonora voz, incorporándose en el lecho.

Usted teme quizá que en su declaración haya algo enojoso para usted... Teme, en fin, verse obligada a decir cosas que no querría decir. Pues bien: la ley le permite a usted dejar de contestar a las preguntas que le parezcan enojosas. ¿Quiere usted ahora prestar juramento? No. Su voz era sonora, joven más joven que el rostro , clara y limpia. Debía de cantar muy bien.