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El palacio de Catalina Cornaro es hoy oficina del Monte de Piedad ... es un gallardo y majestuoso edificio, que, como todos los del Gran Canal, costó millones; fué animadísimo teatro de bailes, reuniones y aventuras; hoy ... recuerdo triste de un pueblo que fué nacion, y al presente provincia de Austria.

Nuestro héroe, en efecto, había tenido el más cruel desengaño al ver primero a Juanita, acompañada por don Andrés, atravesar a oscuras las calles, charlando y riendo, y después al presenciar la última parte del coloquio de la antesala y el animadísimo fin que tuvo en los abrazos y en los besos.

Sus coches les dejaron á la entrada de la plaza de Kiapò. La noche era hermosa y la plaza ofrecía un aspecto animadísimo. Aprovechando la frescura de la brisa y la espléndida luna de Enero, la gente llenaba la feria para ver, ser vista y distraerse. Las músicas de los cosmoramas y las luces de los faroles comunicaban la animacion y la alegría á todos.

El aspecto que ofrecía el teatro era animadísimo; estaba lleno de bote en bote, y en la entrada general, en los pasillos se veía mucha gente de pié, pugnando por sacar la cabeza ó meter un ojo entre un cuello y una oreja.

Allí le dolieron materialmente, si bien con un dolor y con un sobresalto mixtos de traidora inquietud y de regalada dulzura. Don Luis apresuró el paso a fin de no llegar muy tarde, y pronto se encontró en la población. El lugar estaba animadísimo.

Si de vuelta de correr la sardina salía alcanzada la mujer del Tuerto en la cuenta que éste le tomaba rigorosamente, en el balcón se oía la primera guantada de las que administraba el desdichado marido á su costilla; desde el balcón llamaba á su padre, á su madre y á Tremontorio; desde el balcón les contaba lo sucedido, y renegaba furibundo de su mujer; desde el balcón imploraba el auxilio de Dios..., y de balcón á balcón se enredaba un diálogo animadísimo que entretenía, por espacio de media hora, á las gentes de la calle.

Animadísimo lo encuentro yo. ¿Por qué dice usted eso?... Y los ojos de Baltasar buscaron los de Josefina, y una mirada se cruzó entre ambos. ¡Qué cosas tiene usted! Vaya, falta gente: usted no lo notará, pero falta. Yo, intervino Lola, me aburro con tanto dar y dar vueltas.... En cualquier sitio me divertiría más.

La conversación terminó en el punto en que la he dejado, porque la noche estaba muy avanzada y casi todos empezaron a rendirse al sueño, excepto el mayorazguito, cuyo despabilamiento era casi febril. Largo tiempo continuaron él y Santorcaz hablando en diálogo animadísimo, como si discutieran planes y expusieran proyectos de gran trascendencia para los dos.

¡Es el Pollo! exclamó al fin D. Pantaleón con respiración anhelante. ¡Quién puede dudarlo! repuso Moreno echando hacia atrás otra mirada de terror. Y mientras no se acercaron a las primeras casas, no cambiaron otra palabra. El pequeño pueblo de V..., contra lo que ellos imaginaban, estaba animadísimo. Los vecinos, en traje de día de fiesta, discurrían por las calles.

Estuvimos en el café hasta las ocho, y despues nos fuimos á sentar en una espaciosa glorieta que hay en medio de aquel paseo animadísimo, arca de la fuente donde los niños echan barquichuelos, ocupacion que es de mi gusto. El viejo nos contó la siguiente historia, nutrida de detalles y pormenores que yo creo conveniente omitir, en gracia de la brevedad.