United States or Central African Republic ? Vote for the TOP Country of the Week !


Ron es nervioso; tiene dos palpos, como minúsculos abanicos de plumas blancas, que él mueve a intervalos con el movimiento rítmico de un nadador. Ron es voluble; corre por pequeños avances de dos o tres segundos; se detiene un momento; yergue la cabeza; da media vuelta; se pasa los palpos por la cara; torna a correr un poco... Azorín cree que a Ron le ha parecido bien la nueva casa.

La de Raynal, repantigada en una mecedora, sonreía benévolamente a toda aquella familia menuda y se interesaba por las diminutas pescadoras que iban, rojas de placer, a hacerle admirar su cosecha de «frutti di mare», y por los precoces ingenieros que plantaban gravemente una bandera en los minúsculos fuertes que habían construido con la arena.

Tengo la certeza de que en todas las literaturas antiguas fueron muchos los relatos sobre países de pigmeos y países de colosos. ¿Qué pueblo no contó historias de gnomos minúsculos, de vida misteriosa, y gigantes que para contemplar á uno de nuestra especie necesitan colocarlo sobre la palma de una mano?... Voltaire se inspiró en Swift para crear su Micromegas, y sería muy largo el relato de todos los novelistas y cuentistas que imitaron más ó menos directamente este género de fantasías.

Los animales-plantas, inmóviles como estrellas, rodeaban de un círculo de rayos sus bocas feroces, y los seres minúsculos se sentían empujados irresistiblemente hacia ellos, lo mismo que las mariposas vuelan hacia la lámpara y los pájaros de mar chocan con el faro. Ninguna de las luces de la tierra podía compararse con las del mundo abisal.

A usted los que le hacen daño son los ayacuyás, y hay que curarla de sus flechas. Ella conocía perfectamente á los «ayacuyás», duendes indios tan minúsculos, que una docena de ellos caben sobre una uña, armados con arcos y flechas, y á cuyas heridas hay que atribuir la mayor parte de las enfermedades.

Podían jugar con un regocijo gimnástico de adolescentes por aquellos jardines que envidiaban los curiosos pegados á la verja; podían romper en sus carreras las plantas raras traídas del otro lado del planeta, saltar de roca en roca en busca de los pececillos que dejaban las olas en los minúsculos lagos de las oquedades de la piedra, hasta que sus fracs quedasen bien mojados y sus zapatos rotos, para desesperación del coronel, que todos los días pasaba revista á su gente.

Las rosadas ventanas de su graciosa nariz, aspiraban ávidamente la vida, y sus negros y rasgados ojos, parecían tan capaces de expulsar la melancolía como el gozo, tan fáciles para la ternura como para la tristeza. Su cutis tenía la frescura y el aterciopelado del albérchigo; su boca el carmín de la cereza; sus manos eran diminutas, blancas, mórbidas y venosas; sus pies minúsculos.

Hacia el centro de la cuadra principal, sobre dos largas mesas fabricadas de minúsculos espejos, las fuentes, los vasos, las copas de Venecia entremezclaban al azar su tenuidad casi incorpórea, y de una fina manera el azogado cristal invertía como un estanque el precioso florecimiento. Algunos de aquellos objetos prolongaban el milagro de vivir centenariamente.

Es decir: cuando la humanidad, tras de haber imaginado penetrar el sentido de la vida y la muerte y tener asido el orbe entre las manos, como un niño una pelota, volvió sobre y, con maravilla y espanto, descubrió que todo había sido ensueño e ilusión, que la vida no tiene sentido ni el orbe consiente que se le abarque; en aquel trance lastimoso, que fué algo así como una almoneda en donde se desbarató el hogar y menaje de los dioses, algunos individuos remataron a bajo precio tales y cuáles trastos de la almoneda, que, aunque apolillados y claudicantes, todavía duran y se utilizan, y otros individuos, muy contados, más propensos a la desesperanza y al tedio, volviéronse de espaldas al cielo, ya vacío y desalquilado, humillaron los ojos hacia el suelo, y aplicáronse a reunir por semejas hechos minúsculos, no de otra suerte que un desocupado, por pasatiempo o ansia de olvido, se emplea en coleccionar objetos inservibles; y así se fué formando cada una de las ciencias particulares: que no es otra cosa una ciencia sino colección, jamás completa, de sellos usados o cencerros de vaca.

Una cabeza de madonna prerrafaelista, con ojos de un azul verdoso, muy inquietante; habla el francés con un acento inglés apenas perceptible. Llega la primera a clase y se instala ante su lienzo. El modelo está ya allí: es un mozo fornido, completamente desnudo; pero que lleva, por decencia, unos minúsculos calzoncillos rojizos. EL MODELO. ¡Señorita White...! Llega usted antes de la hora...