United States or Cabo Verde ? Vote for the TOP Country of the Week !


Había gente que comenzaba a creer que Tellagorri y Voltaire eran los causantes de la impiedad moderna. Cuando no tenían, el viejo y el chico, nada que hacer, iban de caza con Marquesch al monte. Arcale le prestaba a Tellagorri su escopeta. Tellagorri, sin motivo conocido, comenzaba a insultar a su perro.

Y en cuanto al descreimiento, digo que Voltaire jamás negó con seriedad las más altas y consoladoras verdades, de que son fundamento la existencia de Dios, su justicia, su providencia, y la libertad y responsabilidad del hombre.

No llevo á mal que la Francia reconocida haya levantado aquel suntuoso mausoleo á sus grandes hombres; no llevo á mal tampoco que Voltaire sea un grande hombre que ocupe un lugar en el espléndido mausoleo de su patria; lo que digo es que me huele á cosa francesa, una cosa que pica y que escuece, el que un sacerdote católico diga misa sobre los sepulcros de Voltaire y de Diderot.

Desde entonces empiezan a llegarnos libros europeos que nos demuestran que Voltaire no tenía mucha razón, que Rousseau era un sofista, que Mably y Raynal eran unos anárquicos, que no hay tres poderes, ni contrato social, etcétera, etc. Desde entonces sabemos algo de razas, de tendencias, de hábitos nacionales, de antecedentes históricos.

Dos tonterías que dije durante aquel año fueron telegrafiadas al universo entero por la Agencia Havas; y fuí considerado mucho más ingenioso que Voltaire, que Rochefort y que ese mismo entendimiento que se llama «Todo el Mundo». Cuando mi vientre indigesto se aliviaba con un sonoro estampido, la humanidad lo sabía por conducto de los periódicos.

Mariano Moreno, el alma de la revolución de Mayo, era doctor en teología de la Universidad de Chuquisaca, como Voltaire era discípulo de los jesuítas, porque la misma educación calculada para atrofiar las alas del espíritu, fracasa en las inteligencias descollantes no habiendo procedimiento que valga para transformar los cóndores y las águilas en aves de corral.

Baste decir que Vevey ha sido visitada con delicia por Voltaire y J. J. Rousseau, Byron y Víctor Hugo y mil viajeros eminentes. Aquella ciudad sorprende bajo el punto de vista social, no solo al hijo de las comarcas solitarias ó salvajes de Colombia sino tambien á los habitantes de las capitales europeas.

Aquella actitud soberana de Voltaire, sus vestidos, su porte, en fin, y sus palabras, quedaron impresas en su memoria de niña, como quedan los seres antidiluvianos sobre las piedras que forman las montañas. Dalembert, Laclos, Mme. de Genlis, Buffon, Florián, el historiador inglés Gibbon, Grimm, Morellet, M. Necker.

Esta especie de zaquizami dista tanto de estar á la altura de Voltaire, como la capilla subterránea de estar á la altura del nombre de Panteon. La estátua de Voltaire se celebra mucho por los franceses. A no me gusta. Esto procederá indudablemente de que no lo entiendo; pero para no es cuestion de filosofía, sino de gusto.

Disto mucho más que de los encomios exagerados de Víctor Hugo y Emerson, del desdén y de las burlas de Voltaire y su imitador Moratin. Confieso que el análisis que hace Voltaire del Hamlet me ha arrancado varias veces lágrimas de risa: mas no por eso he dado nunca la razón a Voltaire. Ya que lo sublime lo bello, lo grande es lo que se presta a la parodia.