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Pensaba, hablaba y obraba como si hubiese servido en el ejército de la Liga y traído a mal traer al Bearnés. Realista convencido y católico austero, era tan implacable en sus odios como apasionado en sus afecciones. Su valor, su lealtad, su rectitud, y su caballerosidad hasta cierto punto exagerada, causaban la admiración de la juventud inconsciente de hoy.

Con tanta precipitación quiso hacer su viaje el duque de Gandía, que le dió un causón en el camino, y se murió en una venta sin otro consuelo sino que también en un mesón se murió el gran rey don Fernando el Católico. Trajéronle difunto á su panteón de Madrid, y doña Juana se puso el luto sin alegría, pero sin sentimiento. El que se alegró poco cristianamente, fué el duque de Osuna.

Inquisidor con su gran christiandad, zelo católico, doctrina y con deseo fervorosísimo como de tan gran Ministro de la saluación de las almas de los dichos reios los hizo una plática espiritual amonestándoles quanto les importaba caminar por el camino de la virtud, oluidando y apartándose del todo de los errores y delitos en que hauían caido.

Merced á los constantes esfuerzos de la Iglesia en dar forma corporal y tangible á la totalidad del dogma católico, siempre estuvieron presentes en la memoria del pueblo sus más insignificantes detalles. El círculo, que abrazaba su ortodoxia, por grande que fuese el celo con que se defendía, no se estrechó nunca tanto que no dejase inmenso espacio á la imaginación y á las galas del ingenio.

No se le hacía cuesta arriba la disciplina en el terreno espiritual; pero en el material , por lo cual no pensó nunca en afiliarse a ninguna de las órdenes religiosas más o menos severas que hay en el orbe católico. No se reconocía con bastante paciencia para encerrarse y estar todo el santo día bostezando el gori gori, ni para ser soldado en los valientes escuadrones de Hermanas de la Caridad.

Llegado el de 1509, con ocasión del recibimiento de D. Fernando el Católico, que fué solemnísimo, hallamos ya introducidos nuevos festejos de que hasta entonces no hemos visto ejemplos, como fueron entre otros, la erección de arcos triunfales, costumbre importada de Italia á nuestro parecer, y las cucañas.

Levanté los ojos y una fachada blanca con ventanillas enrejadas y una cruz en lo alto, y entonces, al contemplar en aquella paz de claustro católico como un rincón de la patria recuperada, el abrigo y la consolación, de mis párpados cansados rodaron dos lágrimas mudas. Aquella mañana, dos lazaristas que se dirigían a Tien-Hó, me habían encontrado desmayado en el camino.

Ballester, atento a serle agradable, mandó a Encarnación por la leche, y Guillermina se despidió para retirarse en el momento en que entraba Plácido, que había subido presuroso y lleno de oficiosidad a ponerse a sus órdenes. Segismundo observaba a su amiga, y a la verdad, no le parecía su estado muy católico.

Y en lo tocante a religión, te diré con todo sigilo, pues no quiero aun escandalizar y alborotar a mis parientes y amigos, brahmanes y chatrias, que he renegado, tres años ha, de la religión brahmánica, y me he hecho, en secreto, tan católico cristiano, como eres.

Yo decia enteramente la verdad, pero me guardé bien de decirle á mi compañero que mis enemigos habian sido precisamente los malos clérigos y los fanáticos, ni de entrar en pormenores sobre el modo como yo entendía los verdaderos intereses del clero católico y de la religion.