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Es este corazón, que va sangrando con la herida brutal de su delirio, mi pobre corazón, agonizando, mientras va sollozando... sollozando... al rudo golpear de su martirio. Este martirio he siempre comprimido por inquieto temor a tu repulsa, hondo martirio que, a mi ser asido, parece cual mi vida confundido y siempre al lloro y al sufrir me impulsa.

Parece que la naturaleza y la religión se han puesto de acuerdo en día semejante para dirigir hacia los sepulcros el pensamiento de los vivos. El infatigable campanero, asido a la cuerda de las campanas, no cesa de tocar desde el mediodía del primero de noviembre hasta el amanecer del siguiente.

Cuando mi agitación, sólo calmada a medias, dejó alguna libertad a mi espíritu, advertí que la agitación de Adela no era menos que la mía, no por sus miradas, que yo evitaba aún, sino por el estremecimiento de sus dedos que mi mano derecha había asido por un movimiento involuntario y tenía apretados contra mi corazón.

Con la mano izquierda había Juanita agarrado a don Andrés por el pescuezo para que no levantase la cabeza, y con la mano derecha tenía asido su siniestro brazo. Juanita estaba así tan guapa, que se parecía, aunque sin alas, al propio arcángel San Miguel dando una soba al diablo. Don Andrés la contemplaba con tal embeleso, que apenas sentía enojo de verse vencido.

Las obscuras siluetas de varios hombres se destacaban sobre su lomo... Creyó oír gritos. ¡Ferragut!... ¿Dónde está el capitán Ferragut? «¡Ah, no!... Mejor era morir.» Y se mantuvo asido al madero, inclinando la cabeza como si estuviese ahogado. Luego, al cerrar la noche, oyó otros gritos, pero eran de socorro, de angustia, de muerte.

Mas, ¡ay, sin ventura!, que se le ha asido una punta del faldellín de uno de los hierros del balcón, y está pendiente en el aire, sin poder llegar al suelo.

Otro bonito colorín, diestro cimbel, asido á la varilla saliente que estaba fija á una tabla de pino, volaba á cada momento hasta donde lo consentía el hilo largo que le aprisionaba, y volvía con mucho donaire á posarse en la varilla. Los jilgueros cantaban de vez en cuando y animaban la habitación. Arrimadas á un ángulo había dos escopetas de caza.

Yo, como en otra tal no me hubiese visto -porque asido del collar, , había sido muchas e infinitas veces, mas era mansamente dél trabado, para que mostrase el camino al que no vía- yo hube mucho miedo, y llorando prometíle de decir lo que preguntaban. "Bien está -dicen ellos-, pues di todo lo que sabes, y no hayas temor."

Guiomar, como si hubiera asido con ambas manos la herida abierta en su pecho por tanto dolor, pareció escurrir fuera de el exceso de aquella sangre culpable, cuyos ardores habían mancillado su honra. Enfermiza palidez enmascaró su rostro. Sus manos tomaron impresionante blancura entre sus vestidos de luto; y su alma se inclinó toda entera hacia el rayo de luz de la esperanza divina.

Por esto se enfadó tanto Salomón cuando Adonia se atrevió a pedirle por mujer a Abisag. Y habiéndole perdonado que conspirase contra él, no le perdonó aquella insolencia, e hizo que Benaya le matase sin que pudiera valerle el haberse asido al cuerno del altar, en el templo mismo.