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Nos insultan porque somos ahora poca cosa decía Ruiz, indignándose contra lo que consideraba una injusticia universal . Nuestro mundo es como un mono, que imita los gestos y placeres de aquel a quien acata como amo. Ahora manda Inglaterra, y en uno y otro hemisferio privan las carreras de caballos, y la gente se aburre viendo correr unos jacos por una pista, espectáculo que no puede ser más soso.

Y venía entonces de perilla una larga imprecacion, una arenga, una declamacion contra la perversion de las buenas costumbres, de ahí la necesidad de erigir un tribunal militar permanente, «la declaracion del estado de sitio dentro del estado de sitio ya declarado, una legislacion especial, represiva, enérgica, porque es de todo punto necesario, ¡es de imperiosa urgencia hacer ver á los malvados y criminales que si el corazon es generoso y paternal para los sumisos y obedientes á la ley, la mano es fuerte, firme, inexorable, severa y dura para los que contra toda razon faltan á ella é insultan las sagradas instituciones de la patria!

La aduana de Southampton tiene un movimiento extraordinario, y á pesar do la rigidez con que se hacen los registros y se cobran los derechos pude observar dos cosas muy notables: que en Inglaterra el viajero es tratado con decencia y respeto por los empleados fiscales, pues allí no hay esas inquisiciones sobre la persona, que insultan delicadeza del hombre de honor y el recato de una señora; que el viajero que quiere evitarse prolijos registros en su equipaje, no necesita mas que decir franca y lealmente lo que lleva en sus baules, en cuyo caso el registro se limita á los objetos denunciados por el propietario.

¿Pero cuántos hay de entre los que quieren saber llegan á ser lo que usted? ¡Uno entre diez mil y aun! ¡Psch! ¿y para qué más? contestó el viejo encogiéndose de hombros. Abogados los hay de sobra, muchos se meten á escribientes. ¿Médicos? se insultan, se calumnian y se matan por disputarse un enfermo... Brazos, señor, ¡brazos son los que necesitamos para la agricultura!

Bien había yo previsto que llegaría el momento en que tendría usted que contar con un amigo verdadero. Ya ve usted la inconstancia de su amante y la ingratitud de su amiga. Uno y otra la insultan y la engañan. ¿Vacilará usted en romper la primera con Jacobo y en poner en la puerta á esa insensata á la que ha hecho usted tantos favores? Yo quise protestar, discutir.

Ayúdame, Gabrielillo decía el sacerdote con expresión angustiosa . Si no pones orden, esto acabará muy mal. Se me burlan, hasta insultan a mi pobre sobrina, y un día echaré a la calle la mitad de la gente de las Claverías, pues tengo facultades de Su Eminencia para todo... ¡Ay, Señor! Yo no qué ha pasado aquí.

Viose, pues, a Villamelón, el héroe del combate navo-terrestre de Cabo Negro, que tanto se había asustado con la desnudez relativa de los rifeños, pedir sin repugnancia y obtener sin espanto la mano de una ilustre salvaje completamente desnuda de alma; porque así como en bosques y desiertos se encuentran salvajes que ofenden la decencia con la desnudez de sus cuerpos, así también se encuentran en plazas y salones otros salvajes vestidos por fuera, que insultan el pudor con la desnudez interna de sus almas.

Hemos logrado nuestro objeto. Hasta el Cielo se indigna de tal crimen. ¡Vámonos, por tanto, a nuestros penates, Cleopatra! CLEOPATRA. ¡No quiero ir a los penates! LAS DEMÁS MUJERES. ¡No queremos ir a los penates! ¡Abajo los penates! ¡Nos quedamos aquí! ¡Nos insultan, quieren raptarnos! ¡Salvadnos! ¡Defendednos! Poco a poco hacen retroceder a éstas hasta el foro.

Grita el fiscal pidiendo una cabeza en nombre de no cuántas cosas respetables, y a todos les parece bien; llego yo después cumpliendo sus órdenes, y me escupen y me insultan.

Las bases que en su ánimo adoptó, fueron las siguientes: primera, huir evitando toda escena triste y enojosa, ya que, dado el carácter de Cristeta, no había temor a gritos, pelotera ni escándalo. Harto sabía él que Cristeta era de las que lloran y no alborotan, sufren y no insultan. Esta misma humildad le hacía más desagradable el abandono.