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Aunque en realidad, hoy por hoy, con la libertad que se deja a nuestras niñas y con tanta perversión como hay en las costumbres, las peores suelen ser esas que más apariencia tienen de ingenuas y de buenas. Oye: hoy no podemos estar seguros ni de la virtud de nuestras hermanas.

Ilusionarse con un caballerete porque tenga los ojos así o asado, porque tenga el bigotito de esta manera, el cuerpo derecho y el habla dengosa, es propio de hembras salvajes. Amar de ese modo no es amar, es perversión, es vicio, hija mía. El verdadero amor es el espiritual, y la única manera de amar es enamorarse de la persona por las prendas del alma.

La fantasía de Paco, sus costumbres, la especial perversión de su sentido moral le hacían afeminado en el alma en el sentido de parecerse a tantas y tantas señoras y señoritas, sin malos humores, ociosas, de buen diente, criadas en el ocio y el regalo, en medio del vicio fácil y corriente.

La ciencia en la mujer hubo de considerarse como un manantial de perversión. Así es que en los lugares, en las familias acomodadas y nobles, cuando eran religiosas y morigeradas, se educaban las niñas para que fuesen muy hacendosas, muy arregladas y muy señoras de su casa.

Esto le hacía ser tímido con muchas vendimiadoras que le gustaban, limitándose en sus placeres a una perversión intelectual, a hacerlas beber por la noche para verlas alegres, sin las preocupaciones del pudor, charlando entre ellas, pellizcándose y persiguiéndose, como si estuviesen solas. Con María de la Luz mostrábase igualmente circunspecto.

Había en derredor mío una perversión de ideas con respecto a la cual nunca me había dejado engañar.

Error lamentable del obispo de Cebú El prelado que acusó en la forma antes mencionada a las escuelas públicas, ha cometido un error lamentable. Por mi parte puedo asegurar que sus acusaciones despertaron en la curiosidad de investigar las causas de la inmoralidad y de la perversión de costumbres que dicho prelado, y nosotros con él, todos lamentamos.

Aquel libro buceaba en la conciencia humana ávido de espectáculos repugnantes, y al hallarlos se deleitaba en su análisis, como larva de corrupción que se revuelca entre la podre: mal disfrazado, con frases piadosas y tecnicismos médicos, cuanto en él había era perversión de lujuria.

Las ropas interiores son finísimas; están adornadas de estrechas cintas de tonos pálidos, y trascienden suavemente a verbena. Las medias son negras, como exige la impúdica perversión de la moda; las ligas, de color de rosa. Ya se calza los bien formados pies. Ahora se pone el corsé, lleno de vistosos pespuntes, y encima el cuerpo de suave batista para no ensuciarlo.

Parodiando estas palabras, bien podemos afirmar que, tal como hoy van las artes bellas, tener buen gusto equivale á señalarse, no entre diez mil hombres, sino entre cien mil. El origen de esta perversión del gusto no debe buscarse en circunstancias del momento, en defectos de escuela trasmitidos de unos individuos á otros, en extravíos fortuitos.