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Allí estaba reunido un pueblo, dispuesto á una gran manifestación. Confuso y como asustado de su empresa, la muchedumbre vacilaba, no tenía fijeza ni determinación: sin duda allí faltaba algo. Lázaro quiso dominarse rechazando la tentación. Se alejó del pueblo y volvió á acercarse á él. " pensaba, aquí falta algo: falta una voz."

Socorrer al pobre, con la simple mira de aliviarle, con amor hácia el pobre, es un acto virtuoso; socorrerle con este amor, y con la reflexion explícita de que se cumple con un deber de humanidad, es todavía mas virtuoso; socorrerle con el pensamiento en Dios, viendo en el pobre á un hombre, imágen de Dios, y á quien Dios nos manda amar, es un acto todavía mas virtuoso: socorrerle, aun contra los impulsos del propio corazon, agriado quizás por un resentimiento, ó agitado por otras pasiones, y dominarse á mismo con una voluntad firme por amor de Dios; es ya un acto de virtud heróica.

Los pequeños se revolcaban en el suelo, cubiertos de una costra de suciedad, mientras los mayores reñían á puñetazos para dominarse unos á otros, ó golpeaban á los hermanos débiles que se resistían á servirles de esclavos. A veces la tribu entera se ponía de acuerdo para saquear la despensa paternal, devorando en unas cuantas horas todas las provisiones que Adán había almacenado para una semana.

Y al volver a mirar el grupo de su mujer y la cómica, a las cuales se habían agregado ahora Mochi, Marta, Minghetti y Nepomuceno, sintió Reyes una especie de repugnancia; aquella paz moral que a ratos se apoderaba de su espíritu, y hasta pudiera decirse de sus entrañas, se le alarmó en el pecho, en la conciencia; le entró vivísimo deseo de apartar a su mujer de toda aquella gente; y sin poder dominarse, se acercó al grupo, y con gesto serio, que contrastaba con la alegría de todos, con el ambiente de vaga concupiscencia que envolvía al grupo, dijo Bonis con una energía en el acento que sorprendió a Emma, la única que se hizo cargo de ello por la novedad de la voz: Señores... y señoras... basta de charla; el público se impacienta, y lo mejor que pueden hacer estas damas y estos caballeros es comenzar la segunda parte del programa.... Vale más la música que toda esa algarabía....

No tengo yo miedo á eso, porque al fin y al cabo, ¿qué importa la cama dura si es blando el sueño? Lo único que me da pena es dejar despiertos por ahí á algunos traidores. Sintió el guapo un fuerte estremecimiento, pero supo dominarse y exclamó riendo: ¡Anda! ¿y eso te pone triste?... Pues hazte guardia civil y pasarás las noches persiguiendo á los ladrones.

¡Ay! ¡pobrecito de Pablo! ¿En dónde estará a estas horas? preguntó alguien. ¡En dónde ha de estar! respondió otro ... en la cárcel del pueblo cercano; o bien desvelado por el frío, y bien amarrado, en el monte donde hizo jornada la tropa. No bien hubo oído Carmen estas palabras, cuando no pudo más y rompió a llorar. Se había estado conteniendo con mucha pena, y entonces no pudo dominarse.

El señor de las Matas sintió al escuchar tales palabras que la sangre se le agolpaba al cerebro. Estuvo por avanzar unos pasos y confundir á aquel mancebo frívolo. Tuvo, sin embargo, fuerzas para dominarse: porque había estudiado en el Pórtico y tenía grabadas en su mente las enseñanzas de Zenón. Con nobleza verdaderamente estoica se alejó, pues, despreciando tanta injuria.

De noche, sin embargo, no faltaba algazara en el piso principal, hubiera sobrinas o no. En el segundo, de día y de noche había aventuras, pero silenciosas. Un personaje de ellas siempre era Paquito. Cuando estaba sereno, juraba que no había cosa peor que perseguir a la servidumbre femenina en la propia casa; pero no podía dominarse. Videor meliora, le decía don Saturno sin que Paco le entendiese.

El hombre que en este punto sabe dominarse á si mismo, tiene mucho adelantado para conducirse bien; posee una cualidad rara que luego producirá sus buenos resultados, perfeccionando y madurando el juicio, haciendo adelantar en el conocimiento de las cosas y de los hombres, y adquiriendo esa misma alabanza que tanto mas se merece cuanto ménos se busca.

¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Qué bueno es usted! Sus santas palabras me prestan valor. Yo me dominaré; yo me venceré. Sería bochornoso, ¿no es verdad que sería bochornoso que D. Luis supiera dominarse y vencerse, y yo fuera liviana y no me venciera? Que se vaya. Se va pasado mañana. Vaya bendito de Dios. Mire Vd. su tarjeta. Ayer estuvo a despedirse con su padre y no le he recibido. Ya no le veré más.