United States or Falkland Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Multitud de gente, tanto de la villa como de no pocos lugares cercanos, circulaba por la vía pública, acudía a la plaza, donde seguía la feria como en la noche antes, o se agolpaba en la carretera por donde había de ir la procesión, saliendo de la iglesia de Santo Domingo, que era la parroquia, y volviendo a entrar en ella después de haber dado gentil paseo por las calles principales.

43 Y él les dijo: Que también a otras ciudades es necesario que anuncie el Evangelio del Reino de Dios; porque para esto soy enviado. 44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea. 1 Y aconteció, que estando él junto al lago de Genezaret, la multitud se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 4 Cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar.

La calle de las Sierpes estaba convertida en un salón, con los balcones repletos de gentío, focos eléctricos pendientes de cables entre pared y pared y todos los cafés y tiendas iluminados, con las ventanas obstruidas de cabezas, y filas de sillas junto a los muros, en los que se agolpaba la gente subiendo sobre los asientos cada vez que el lejano trompeteo y el redoblar de los tambores anunciaba la proximidad de un «paso».

Durante la cena, a que el enfermo no asistió, los dos hermanos no se dirigieron la palabra; Pepe estuvo con su madre y con Leocadia tan afectuoso como siempre; ellas con él, frías y reservadas. Después se encerró en su cuarto, sintiendo que el llanto se le agolpaba a los ojos.

Sólo en Bilbao se sabía comer: lo demás era tierra de salvajes, país de pobreza donde moría uno de hambre ó de asco, aunque fuese persona de las que tienen cartera. Los mineros ricos hicieron en Azpeitia una entrada de invasores. Había comenzado ya la fiesta con las apuestas de bueyes, y una muchedumbre de caseros y de gentes del pueblo se agolpaba y estrujaba en la plaza y las calles inmediatas.

Poco después se hacía á la vela el enorme Galeón Amarillo, enarbolando el pabellón morado con una imagen dorada de San Cristóbal en su centro y saludado por las aclamaciones de la multitud que se agolpaba en la playa. Más allá de Lepe se extendían los bosques de Hanson y tras ellos las verdes colinas en línea no interrumpida, formando un paisaje risueño y pintoresco.

Concha y Amparo recibían una ovación y doña Manuela, roja de orgullo, repartía sonrisas y pesetas a todo el enjambre de diablos negros, voceadores y gesticuladores que se agolpaba bajo el balcón. A espaldas de ellas estaba Andresito Cuadros, que acababa de entrar en el salón con el manteo terciado, una bayeta infame que tiznaba de negro la camisa y la cara.

Su vista se fijó en ellas. El corazón le dijo que algo de muy interesante encerraban. Entonces las leyó con pausa, con interrupciones, con muy frecuentes interrupciones, porque el llanto se agolpaba en sus ojos y la cegaba y no le consentía que leyese.

Mi tía, que no era mujer de esperar, se puso también en marcha hasta la bocacalle y me arrastró consigo. En una vieja casa de la vereda norte de la cuadra de Victoria entre Bolívar y Perú se agolpaba la muchedumbre, y de cuando en cuando un cohete volador que partía desde el interior de la casa, atronaba los aires.

Cuando salió de San Gil la Virgen de mejillas sonrosadas y largas pestañas, bajo un palio tembloroso de terciopelo, cabeceando con los vaivenes de los ocultos portadores, una aclamación ensordecedora surgió de la muchedumbre que se agolpaba en la plazoleta... Pero ¡qué bonita la gran señora! ¡No pasaban años por ella!