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La solterona se ha sustraído por misma al matrimonio o la han sustraído. En la primera suposición, su alma tranquila y estoica impone silencio a su corazón y le da los medios de llegar a las dulzuras del celibato voluntario.

Por lo demas, cuando una realidad cruel no ha venido todavía á desengañarlos, cuando en sus accesos de sinrazon se entregan sin medida á la vanidad de sus proyectos, no suele haber otro medio para resistirles que callar, y con los brazos cruzados, y meneando la cabeza, sufrir con estóica impasibilidad la impetuosa avenida de sus proposiciones aventuradas, de sus raciocinios incoherentes, de sus planes descabellados.

Y poco a poco, de este abatimiento, del que muy contados humanos escaparían en idéntico caso, brotó como planta vigorosa la resignación, o más bien una indiferencia estoica y varonil nacida de la vergüenza de haber sentido miedo.

Convínose en que Pablo pasaría algún tiempo sin venir al Pavol, y ¡cosa increíble, inaudita! desde el día en que Blanca dejó de verle, pareció casi decidida a otorgarle su mano. Hablábamos de él constantemente, hasta combinábamos los trajes de boda, y yo daba pruebas de una resignación estoica, digna de los antiguos hombres. Pero esta resignación era sólo aparente.

Oleadas de calor le subían hasta el cerebro y se despertaba como si estuviese en un baño de vapor, del que se extrañaba salir con vida. El doctor Le Bris, un médico joven y un antiguo amigo, le recomendaba un régimen suave, sin fatigas y sobre todo sin emociones. Pero, ¿qué alma, por estoica que fuese, hubiese atravesado sin emocionarse por tan rudas pruebas?

El señor de las Matas sintió al escuchar tales palabras que la sangre se le agolpaba al cerebro. Estuvo por avanzar unos pasos y confundir á aquel mancebo frívolo. Tuvo, sin embargo, fuerzas para dominarse: porque había estudiado en el Pórtico y tenía grabadas en su mente las enseñanzas de Zenón. Con nobleza verdaderamente estoica se alejó, pues, despreciando tanta injuria.

Esta mañana, después de una entrevista con el notario a quien he encargado que arregle todos estos asuntos, paseaba yo mis ocios por las calles próximas a la Catedral, cuando vi a Elena, a la que conocí fácilmente por su ridículo traje, compuesto de trapos viejos de su tía, exhumados de un armario, y que la muchacha lleva con estoica indiferencia.

Si no es la proximidad del salvaje lo que inquieta al hombre del campo, es el temor de un tigre que lo acecha, de una víbora que puede pisar; esta inseguridad de la vida, que es habitual y permanente en las campañas, imprime, a mi parecer, en el carácter argentino cierta resignación estoica para la muerte violenta, que hace de ella uno de los percances inseparables de la vida, una manera de morir como cualquiera otra, y puede quizá explicar en parte la indiferencia con que dan y reciben la muerte, sin dejar en los que sobreviven impresiones profundas y duraderas.

Bajo tu dirección, la masa estoica se redimió con el esfuerzo suyo; si Bonifacio y su legión heroica triunfo obtuvieron, ¡fué ese triunfo tuyo! La grana de tu sangre redentora, en que la fuerza y el valor se adunan, cual rubí del volcán, tiñó la aurora del gran Pentecostés del Katipunan.

La entereza pasmosa con que sufrió el rey sus males y la nunca turbada y serena majestad que conservó en medio de ellos, exceden a la capacidad de la más acendrada virtud estoica. El mismo Job queda eclipsado por el rey Don Felipe. Jamás hubo de exclamar éste, como el piadoso varón de Hus: perezca el día en que nací y la noche en que se dijo: concebido ha sido un hombre.