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Por eso suele ponerse en la portada de esta clase de libros, aunque el Sr. Danvila no lo ponga, como aditamento al nombre del héroe y completando el título, ora y su tiempo, ora y su siglo, aunque ni el tiempo ni el siglo quedase muy descabalado o muy inexplicado si el héroe mentalmente se suprimiera. De todos modos, el libro del Sr.

Y no faltan autores que en este punto vayan aún más lejos, y se complazcan en ciertos detalles confidenciales que pueden interesar sólo, y exclusivamente, á un corazón único y á una inteligencia en perfecta simpatía con la suya, como si el libro impreso se lanzara al vasto mundo con la certeza de que ha de tropezar con el sér que forma el complemento de la naturaleza del escritor, completando el círculo de su existencia al ponerlos así en mutua comunicación.

La casa de la calle de Botoneras, donde comienzan a desarrollarse los sucesos que aquí se narran, tiene planta baja, con encajera a un lado del portal y al otro tienda de pañolería; tres pisos de dos huecos a la fachada cada uno, con recio balconaje verde, revoque de imitación a ladrillo, descolorido por las escurriduras de las lluvias, alero saliente de robustas vigas y bohardillas a la antigua, completando el conjunto ciertos detalles madrileños, como varillas de hierro para las cortinas de lona que en verano se usan, raquíticos tiestos, cestilla pendiente de una cuerda tendida a la vecindad de enfrente para correo de niñas o tercera de novios, y alguna jaula de codorniz o mirlo.

Montando las naves y completando sus dotaciones doscientos treinta hombres entre soldados y marineros. Con tales elementos y un regular repuesto de vituallas, se hicieron á la mar el 10 de Agosto de 1519, tomando rumbo en demanda de las islas Canarias. El 15 de Octubre dejó la escuadra la vista de Tenerife, poniendo proa á la Costa de Guinea.

Aquí es necesario estar muy advertido, Ricardo dijo Melchor, porque aquí... el que no corre... ¡Dispara, don Melchor! dijo Baldomero completando picarescamente la frase y dirigiéndose a entrar al comedor. Parece que hay apetito, señores. Es verdad, Baldomero... hasta yo estoy comiendo con gusto. ¿Qué sabe no tener ganas, don Lorenzo? Pocas, generalmente... pero hoy tengo... es el aire del campo.

Ardían en el tocador de la estancia dos velas puestas en candeleros no menos empinados y majestuosos que los candelabros del refresco; y como no la iluminaba otra luz, ni se había soñado siquiera en el clásico globo de porcelana que es de rigor en todo voluptuoso camarín de novela, impregnaba la alcoba más misterio religioso que nupcial, completando su analogía con una capilla u oratorio la forma del tálamo, cuyas cortinas de damasco rojo franjeadas de oro se parecían exactamente a colgaduras de iglesia, y cuyas sábanas blanquísimas, tersas y almidonadas, con randas y encajes, tenían la casta lisura de los manteles de altar.

Su padre murió viéndole en el apogeo de su gloria. Aquella mala cabeza realizaba su sueño: la conquista de la ciudad, el dominio de los hombres completando el acaparamiento del dinero.

Que si alguno agregó Ramiro completando su pensamiento pudiera hacerse invisible a voluntad, no hubiera empresa que no fuese para él un juego de niños, y todos los ejércitos querrían tenerle por capitán y todas las naciones por emperador.

A mi ver, es idea en extremo poética e ingeniosa la de que los átomos, impulsados por el prurito de vivir que los mueve, lleguen a producir la vida; y que, una vez la vida creada, se vaya hermoseando, completando y perfeccionando cada vez más.

¡Mucho dorado! exclamaba con el desprecio del que no se siente atraído por las exterioridades, ¡mucho galón, pero al fin un esclavo! Quería a su hijo libre y poderoso, continuando la conquista de la ciudad, completando la grandeza de la familia iniciada por él, apoderándose de las personas, como él se había apoderado del dinero. Sería abogado; la carrera de los hombres que gobiernan.