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¿Ni siquiera me dejará usted que la bese, como la besa un compañero en escena? Bueno; me besará usted la mano, y entendiendo que el beso no tiene importancia ni trastienda de ninguna clase. Quiere decir que la besaré a usted como los chicos besaban antes la mano a los curas. Igualito.

Pasamos un puente, á cuya izquierda hay un guardia civil: mi mujer se baja del carruaje, besa la tierra, y da un napoleon al guardia, que no quiere tomarlo. Estamos en España. Al oir mi mujer que estamos en España, las órbitas la saltan de los ojos, y tartamudeaba de alegría.

O el de un pobre que cuente oro; O el de un enamorado que besa y devora a una mujer hermosa; O el de un diputado de la oposición que se mete debajo del brazo una cartera; O el de un hambriento que come en la fonda del <sc>Cisne</sc>. Me he metido en la cama, pero no he conseguido dormirme. La realidad huye de : el sueño me persigue. Soñemos, ya que no podemos vivir. Soñemos escribiendo.

El duque de Uceda es tan mal hijo como lo he sido yo. Dios le castigará como me ha castigado á . En cuanto al príncipe... Decid, decid... El duque le trae algunas noches. Su alteza se alegra cuando me ve y me abraza y me besa, y me dice que cuando sea rey yo seré lo que quiera ser. ¿Pero el príncipe está ya pervertido?

Pues «le suplico que le mire como hijo y que le tenga por natural suyo y del padre... Y mande a su segura servidora y amiga, que besa su mano...». ¿Qué tal? ¿Está con finura?... Ahora, veremos si puedo echar mi nombre... Me tiembla mucho el pulso... Tráigame la pluma... Puso un garabato, y luego mandó a Estupiñá abriese la cómoda y sacara la inscripción de las acciones del Banco.

La madre es, desde luego, la persona a quien María Elvira tutea y besa más íntimamente. Su hermana la ha visto desvestirse. Luis María, por su parte, se permite pasarle la mano por la barbilla cuando entra y ella está sentada de espaldas. Tres personas bien felices, como se ve, e incapaces de apreciar la dicha en que se ven envueltos.

He dado mi plata, a los ruegos del viejo que llama a mi puerta y clava sus ojos, ya ciegos, en mi alma al amor siempre abierta. Yo he dado mi plata ¡qué importa! No lloren por los abuelos. La vida es muy triste y muy corta, y hay algo que premian los cielos. Y no ha de faltarme a la mesa el triste mendrugo que he dado; que un ángel de Dios siempre besa la mesa del que es desgraciado.

¡Besa! ordenaba Julieta presentando ante sus labios descoloridos una flor que acababa de arrancar del parque . Un enamorado chic debe enviar estos recuerdos.

¡Cómo! profirió la señora con voz alterada . ¿No sabe usted que le tengo prohibido que nadie bese a los niños...? ¡Y les besa una mujer que vive en uno de esos barrios sucios, llenos de miseria, y habita en una casa que será seguramente un foco de infección...! ¡Ahora mismo a desinfectar a estos niños! ¡Ahora mismo, sin pérdida de tiempo!

Colaboró en "El Comercio", "El Resumen" y "El Bello Sexo", y fué uno de los fundadores de "La Moda Filipina", periódicos todos de Manila. , tierna y fragante rosa, llena de encanto nacida, el aroma que en anida a ofrecerla bondadosa. Cual amante mariposa, de nieve y carmín teñida, besa su boca encendida y en su cabellera posa.