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Yo le contesté: «, hija de mi alma, te llevaré a la fonda y beberás champagneEl champagne es para Concha algo elevado, de un orden sobrenatural, inaccesible a todo el mundo excepto al patriarca de las Indias, a los ministros y al capitán general. ¿Dónde la ha dejado usted? Ahí, en un gabinete. Carlota, no me mire usted con severidad. Yo no tengo más que un defecto.

Cuando éste comía en casa, era sabido que habría gran calor en la mesa, mucho ruido, gritos desaforados: el dueño de la fonda, el cocinero y el pinche, cuando la algazara subía de punto, asomaban disimuladamente las narices por la puerta un poco asustados; mas al instante se tranquilizaban oyendo palabras que no comprendían, y se retiraban de nuevo a la cocina.

Son proposiciones que le hace un empresario amigo mío. Vaya usted tranquilo. A las diez salía el tren, y aunque la estación distaba poco de la fonda, a las nueve andaba ya don Juan paseando su impaciencia por el andén, tan contrariado y en tal estado de ánimo, que si en aquellos momentos hubiese aparecido ella, se la lleva consigo.

Cuando después de rodar por anchas y magníficas calles se detuvo el simón frente a la fonda de la Alavesa, saltó Lucía al suelo ligera como una perdiz, diciendo al comisionado: Suplico a usted que me ayude a bajar a esta señorita, que viene enferma.... Pero fijándose de pronto en la cara de aquel hombre, exclamó dando una gran voz: ¡Sardiola!

La prosperidad del campamento hizo entrar un deseo de mayores adelantos; para la primavera siguiente se propuso edificar una fonda e invitar a una o dos familias decentes para que allí residiesen, quizá para que la sociedad femenina pudiese reportar algún provecho al niño.

¡Me muero, María!... ¡Me muero!... Te saliste con la tuya... No es en el hospital, pero es de caridad... En la fonda. ¿Y qué importa?... Más cerca del cielo está la cama de un hospital que la de un palacio. Diógenes calló sollozando, y la marquesa fue a dar otro paso adelante; mas el moribundo, sin dejar de sollozar, preguntó entonces: ¿Y Monina? Abajo está... ¿Quieres verla?...

me guardas las cartas hasta que te las pida, si por casualidad he de permanecer fuera más tiempo. En cumplimiento de este encargo, el día de su regreso le entregó Pepe tres o cuatro cartas, diciéndole, al dárselas en el cuarto de la fonda, mientras les preparaban el almuerzo: ¿Sabía ella con seguridad cuándo te embarcabas? Fijamente, no. ¿Por qué?

Después la cama de la fonda en Santurroriaga... ¡con él!..., y ahora esta alcoba, porque la cama es la mía.

Mi mujer me dijo: lo que nos han puesto no vale diez francos. Hazme el favor de no volver á entrar en ninguna fonda, ni restaurant, ni almacen, ni aún taberna que huela á cosa de Champeaux. Yo medité un momento camino de casa, y dije á mi mujer: No es Paris el bárbaro: los bárbaros somos nosotros.

El elemento devoto era todo el pueblo en llegando el mal tiempo, y hasta los socios de Viernes santo, unos perdidos que se juntaban durante la Semana de Pasión a comer de carne en la fonda, hasta esos acudían al templo, si bien a criticar a los predicadores y mirar a las muchachas.