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El que dirigió el alegre santuario, dió más tarde ancho campo á la valentía de sus concepciones, en las magníficas obras de San Agustín de Manila, cuyo templo forma una hoja de laurel con el ilustre apellido de Herrera. El pueblo de San Pedro Macati, perteneció á los padres jesuítas; á la salida de estos, fueron comprados sus terrenos y hacienda por el marquesado de Villamediana.

El eco de tu mágico renombre Que de hemisferio en hemisferio vuela, Es el atril divino de tu Historia.... ¡Llenas están las tierras de tu nombre! ¡Llenos están los mares de tu estela! ¡Llenos están los cielos de tu gloria! Octubre, 1921. Contemporáneo. De familia lauta, nació en Manila el 30 de Septiembre de 1892.

Español su abolengo. Hijo de don Ramón, teniente coronel de Ingenieros de nuestro ejército, ya difunto, y hermano de un actual comandante de caballería. Perdió Tirso la nacionalidad de la progenie para ejercer en Manila la abogacía. Fué nombrado C. de la Española y le sorprendió la muerte cuando trataba de organizar una Academia, corresponsal de la citada, en la capital del Archipiélago.

Si á usté le encajan en Manila, hasta el pan se conjura contra uno; el cuerpo no es más que una remanga en aquella tierra: lo mismo da llenarle, que no llenarle, que hace más agua que un casco viejo; y en cuanto se desembarca, no le queda una gota adrento.

Varios naufragios registra la crónica de la laguna de Bay, y según algunos pesimistas, aquella es una constante amenaza para Manila. No conozco el desnivel que existe entre la laguna y Manila, si bien debe ser mucho, dada la situación que aquella ocupa y lo rápido de la corriente del Pasig.

Las mujeres prefirieron casi todas ir en la jardinera acompañando á la novia. Esta, después de haberse despojado de la mantilla, se había echado encima del traje negro de seda con que se casara un espléndido pañolón de Manila azul bordado en blanco. La mayoría de las otras iban adornadas con prendas semejantes.

No tienen acento andaluz, ni mantones de Manila, ni gracia gitana, ni nada... Soy española, ¡olé! canta una cupletista. Y para afirmar su españolismo, golpea fuertemente el tablado con un pie, y se dedica, durante un año, a hacer flexión de riñones al compás de la música. Luego dice dónde ha nacido, que es: o en el barrio de Maravillas, o en las Vistillas, o en Triana, o en Granada.

Allá en Sevilla, con su traje de campo y la garrocha al hombro, estaba usted muy bien. Era un complemento del paisaje. ¡Pero aquí!... Madrid se ha europeizado mucho: es una ciudad como las demás. Ya no hay trajes populares. Los pañolones de Manila apenas se ven fuera de los escenarios. No se ofenda usted, Gallardo; pero, no por qué, me recuerda usted al indio.

Hombre, déjate de lecciones, ¡vamos á hacer día pichido! Día pichido llaman los estudiantes de Manila al que encontrándose entre dos de fiesta, resulta suprimido, como estrujado por voluntad de los estudiantes. ¿Sabes tu que verdaderamente eres un bruto? replicó furioso Plácido recogiendo su libro y sus papeles. ¡Vamos á hacer día pichido! repetía Juanito.

Y aunque en la vida sea todo falso, hazme con tus abrazos un cadalso, pero ven a matarme de amor... ¡Ven! Nació en Manila el 13 de Enero de 1895; Una acuitada adolescencia le impidió acabar en el Ateneo municipal el bachillerato. Ejerció el oficio de tornero mecánico. A los 16 años versificaba.