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¡Ah! ¡ah! dijo Dunsey, volviendo la cabeza de lado y tratando de hablar con una vocecita aflautada . Y la linda señorita Nancy estará allí, y bailaremos con ella, y le prometeremos no ser malo, y volveremos a entrar en favor y... Tened la lengua al hablar de la señorita Nancy, pedazo de tonto dijo Godfrey rojo de cólera , u os estrangulo.

Yo creí que estaba usted libre de tales debilidades... No... dijo haciendo monadas la Bonnetable con voz que ella se esforzaba por hacer aflautada; he pagado mi tributo a la juventud como todo el mundo... He sido muy solicitada. ¡Qué guasa! exclamó Francisca empujándome con el codo. Y muy adulada... Si no he hecho un brillante matrimonio ha sido porque no he querido.

Al pasar el gaucho junto á él, se llevó una mano al sombrero para saludarle, espoleando luego su cabalgadura. Don Carlos, después de breve indecisión, salió también al galope, hasta que puso su caballo delante del de Manos Duras, cortándole el paso y obligándole á detenerse. ¿Con licencia de quién atravesás vos mi campo? preguntó con voz temblona y aflautada por la cólera.

El principal discutía con don Ramón y otros señores, ricos cosecheros que llegaban con cierto aire despavorido y se serenaban, acabando por reír, luego de escuchar las vehementes palabras del millonario. Montenegro no prestaba atención, a pesar de que la voz de don Pablo, aflautada por la cólera, se esparcía algunas veces por el escritorio.

El joven Maugirón hizo un signo con la mano para reclamar silencio y con voz aflautada dijo: El señor vizconde Cristián de Tragomer tiene la palabra sobre el error judicial y sus fatales consecuencias. En seguida se volvió á sentar y un silencio profundo se produjo, como si todos los concurrentes sospechasen que Cristián tenía revelaciones importantes que hacer.

Su voz algo aflautada sólo rendía el pabellón ante el ceceo cubano de la Amézaga capitana. Oigamos el concertante. Pues éste lo compré hoy decía Lola remangando desenfadadamente la manga de su vestido de muselina rosa con lazos de raso granate obscuro, y enseñando un brazalete de cuyo aro pendía un cochinillo retorcido de rabo y potente de lomo, ejecutado en fino esmalte.

Una risa aflautada del gordo personaje fué la primera respuesta. Luego pareció arrepentirse de su falta de corrección al contestar con risas á las preguntas, y dijo gravemente: ¡Oh, Gentleman-Montaña!... ¡Va usted á encontrar en mi patria tantas cosas extraordinarias dignas de su asombro!... De cómo Edwin Gillespie fué llevado á la capital de la República Hubo un largo silencio.

¡Pimentó!... ¡Lladre! ¡asómat! . ¡Pimentó!... ¡Ladrón! ¡asómate! Y su propia voz le causaba extrañeza, como si fuera de otro. Era una voz trémula y aflautada por la sofocación de la cólera. Nadie contestó. La puerta seguía cerrada: cerradas las ventanas y las tres aspilleras del remate de la fachada que daban luz al piso alto, á la cambra, donde eran guardadas las cosechas.

Su voz sonaba trémula y algo aflautada; una voz de ira; sus ademanes aparecían descompuestos, y lo que más asustaba al secretario, era que hablaba mucho, que había perdido su concisión característica y vacilaba envolviendo en palabras y más palabras sus tardos pensamientos. A ver, Goicochea; que lleven á casa el equipaje que está abajo.

Los ámbitos del lago quedaron iluminados, y los líquidos senos del monstruo se estremecieron levemente al recibir la caricia del astro de la noche. Allá entre la juncia de la orilla oyóse la voz dulce y aflautada de un sapo. Pedro bajó lentamente, apoyándose con las manos en las rocas hasta tocar con sus pies en los bordes del agua, y permaneció inmóvil.